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Mascotas  |  04 enero de 2023  |  12:00 AM |  Escrito por: Administrador web

¿Por qué algunos gatos y perros acumulan cosas?

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Los arrendajos, un tipo de ave que pertenece a los córvidos, tienen el hábito de acumular en diferentes ubicaciones cientos de frutos de cara al invierno y a los que acudirá, gracias a su memoria privilegiada, para tener reserva de alimento en los días más duros. Este abastecimiento, común en otras especies como las ardillas o en las hormigas, responde a una función adaptativa y es un comportamiento necesario para su supervivencia.

Pero en otras especies, la aparición de este comportamiento resulta desordenado y compulsivo, sin motivo natural que lo explique. Así, tenemos el caso del síndrome de Diógenes entre los humanos, o trastorno de acumulación compulsiva, y que en ocasiones, también lo presentan especies domésticas como gatos y perros.

Estos animales tienden a esconder comida o juguetes en algún rincón de la vivienda e incluso cogen cualquier objeto como calcetines, zapatos, ropa, joyas, mandos de la televisión e incluso, en algunos casos documentados, utensilios tan peligrosos como cuchillos y tijeras o tan aparatosos como tablas de cocina, almohadas o toallas. Cualquier cosa vale para estos ‘cleptómanos’ felinos y caninos que esconderán sus trofeos en huecos entre los cojines del sofá, bajo un mueble, en su cesta y hasta en nuestra cama.

A veces este trastorno de acumulación viene acompañado de un comportamiento protector que va escalando hasta la protección de recursos y que les lleva a tener una reacción agresiva si un humano u otro animal se acerca a su cueva del tesoro.

Perros y gatos pueden tener el impulso de ocultar cosas por un instinto hereditario. Aunque no les falte de comer y sus juguetes siempre seguirán ahí, o llegarán otros nuevos, en el pasado, cuando aún formaban parte de las especies salvajes de las que proceden, el alimento no era regular y si capturaban una gran pieza, tendían a ocultar los restos para acudir a ellos en momentos posteriores, cuando la posibilidad de alimentarse era más escasa. Hábito que aún mantienen los lobos y algunas especies de felinos salvajes.

Este comportamiento en momentos puntuales, en sí mismo, no es preocupante ni requiere ningún tipo de intervención, pero, cuando se convierte en una necesidad compulsiva y viene acompañado de una actitud atípica, sí debe ser valorada por un profesional.

Por incómodo que sea pensarlo, introducimos a nuestros animales de compañía al precipitado ritmo humano, quieran o no, y esto puede causarles estrés, ansiedad, frustración, energía contenida y aburrimiento. El trastorno de acumulación puede desarrollarse, en esta situación, como una vía de escape y alivio del estrés. Un procedimiento que les entretiene y les da un objetivo, pero que no resuelve el problema de base y requiere de nuestra ayuda.

También puede ser para llamar nuestra atención. Por lo general, cuando responde a esta causa, mostrarán tendencia a “robar” cosas de uso humano más que propio de su especie, y que invariablemente hará que les persigamos o interactuemos con ellos para recuperar la prenda o el objeto. En este caso, no debemos reforzar su actitud demostrando lo importante que es recuperar ese objeto para nosotros, sino realizar un trueque, con actitud tranquila. Ofrecerle una golosina u otro objeto de intercambio más apropiado es el punto correcto de partida. Cuando suelte lo que queremos recuperar y ya esté en nuestra mano, le daremos la recompensa, siempre acompañado de un lenguaje verbal y físico de elogio.

Hay que recordar que perros y gatos domésticos son animales sociales por lo que, si les falta dedicación o actividades físicas y mentales que les proporcionen equilibrio en la vida casera, pueden desarrollar comportamientos compulsivos como el de la acumulación.

Si nuestro perro o gato muestra este trastorno de acumulación, el primer paso que podemos realizar es retirarle todos sus juguetes salvo un par de ellos. Si sus tendencias acumulativas son de objetos de uso humano, deberemos reorganizarnos para que no les sea fácil el acceso, aunque eso implique cerrar puertas durante una temporada y limitar espacios. En ocasiones, si eliminamos la oportunidad de que puedan sustraer dichos objetos durante unas pocas semanas, olvidarán por completo su hábito.

Para descartar que se trate de una motivación social, deberemos aumentar el tiempo que les dedicamos, reforzar las muestras de afecto y proporcionarles el ejercicio físico y la estimulación mental adecuada.

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