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Mascotas  |  22 noviembre de 2022  |  12:00 AM |  Escrito por: Administrador web

El síndrome vestibular en perros y gatos

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El sistema vestibular, ubicado en la parte posterior del cerebro y con sensores en el oído interno, controla el equilibrio. Gracias a estos sensores, que envían la información mediante señales eléctricas, el cerebro recibe mensajes sobre la posición de la cabeza tanto en reposo como en movimiento, información que también envía a los músculos para cambiar la posición y seguir manteniendo el equilibrio. Cuando el nervio vestibular sufre una inflamación o se daña, se producen síntomas y consecuencias, que se convierten en el síndrome vestibular.

También conocida como síndrome vestibular de perros viejos, porque es en la franja de edad donde más se produce por causas naturales debido al deterioro del sistema orgánico, es bastante más común que lo padezcan perros que gatos pero, en general, puede presentarse en ambas especies sin importar sexo o raza.

Estos síntomas son similares a un derrame cerebral, por lo que se requiere de una revisión veterinaria urgente para alcanzar un diagnóstico, y por consiguiente proporcionar el tratamiento.

Los animales que sufren un episodio vestibular pueden presentar estos signos de forma repentina y algunos son comunes al ictus, lo que puede llevar a confundirlos inicialmente.

Este síndrome les provoca vértigos, pero, lamentablemente, no nos pueden hacer saber que están experimentando esta desagradable sensación y debemos fijarnos en su comportamiento ante la aparición de cualquier gesto fuera de lo común. El centro de control del sistema vestibular está muy cerca del área postrema, localizada en el tallo cerebral, que controla los vómitos, por lo que es un síntoma que aparece en ambas especies si están padeciendo un síndrome vestibular. Otros síntomas a los que prestar atención son:

  • Pérdida de equilibrio
  • Desorientación
  • Movimientos oculares espasmódicos (nistagmo)
  • Náuseas
  • Inapetencia
  • Caerse de lado
  • Ataxia (falta de coordinación)

Si la causa del síndrome vestibular es idiopática, es decir, con varias causas posibles y a la vez ninguna definida, no existe tratamiento específico, salvo algún medicamento contra las náuseas si es un síntoma.

Los cuidados pasan por proporcionarles un lugar seguro y tranquilo donde no corran el riesgo de lastimarse con golpes o caídas y asistirles con la comida y administrarles líquidos. Posteriormente suele ser habitual plantear un calendario de rehabilitación a lo largo de varias semanas para que el animal recalibre el equilibrio hasta su total recuperación.

En la mayoría de casos, los síntomas del síndrome vestibular desaparecen gradualmente y no tienen por qué volver a sufrir otro episodio, pero en ocasiones también deja algunos efectos secundarios permanentes como una ligera inclinación de cabeza. Por otro lado, si la causa del síndrome vestibular es una infección bacteriana u otra afección, como tumores, quistes, traumatismos, cáncer, hipotiroidismo o enfermedades inflamatorias, el profesional en salud tratará la enfermedad primaria que ha provocado el síndrome vestibular.

No existe ningún manual o recomendaciones que podamos seguir para prevenir la aparición del síndrome vestibular en perros y gatos, máxime al tratarse, en la mayoría de sus manifestaciones, como una enfermedad propia de la vejez que resulta imposible de predecir. Si nuestro perro o gato realiza algún tipo de estos comportamientos hay que buscar atención veterinaria de inmediato, ya que los síntomas más graves asociados al síndrome vestibular suelen hacer su aparición en las primeras veinticuatro a cuarenta y ocho horas, y serán decisivas para que el veterinario pueda valorar la enfermedad e iniciar las pruebas apropiadas.

 

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