De niño mis súper héroes no tenían capa, sino un 10 en la espalda. Los fines de semana, muy temprano veía los partidos de mis ídolos, me emocionaba con las gambetas de Ronaldo cuando jugaba con el 10 en el Inter.

En la cancha siempre quería imitarlo.

Tiempo después, los domingos en la tarde eran para ver jugar a Román, cuando empezaba un partido del Boca, parecía que Riquelme embrujaba durante dos horas las cámaras de televisión con un hechizo de lentitud y calidad, el partido transcurría normalmente pero cuando él cogía la pelota todo pasaba en cámara lenta, cada 10 0 15 segundos que la tocaba Román, había una jugada de alta resolución y extremo detalle.

Me entristecí cuando Román jugó en el Barça y no le fue bien, cuando Ronaldo no pudo ganar el mundial del 98, y me entristecí aún más cuando en el mundial del 94 una mona gordita se llevaba de la mano a Maradona hacia el túnel y lo sacaba del fútbol.

Mis súper héroes siempre han sido futbolistas, los que saben devolver una pared, los que son unos fantasmas todo el partido y llenan de terror a un estadio visitante faltando dos minutos.

Ya de grande vi jugar al mejor, al ídolo de esta época, que se convirtió también en mi ídolo. Recuerdo con gran emoción ese día, cuando lo vi la primera vez. Salí casi corriendo de la estación del Metro Collblanc y el frío me engarrotó. Caminé una cuadra muy despacio, doblé la esquina y ahí estaba el Camp Nou, la emoción calentó mis huesos y el corazón me latió tan fuerte como su tribuna sur.

Messi parecía un perro, un cachorro hiperactivo de esos que ladran todo el día, de esos que solo se ven bonitos cuando están dormidos. Messi ha sido mi ídolo, para mí, el mejor del mundo por encima de todos.

Después de ver la eliminatoria suramericana al Mundial, hoy tengo un nuevo ídolo, a comparación de los tres futbolistas que nombré arriba, debo reconocer que mi ídolo es un tronco, un jugador de fútbol que se enreda con el balón, que es aparatoso, que no se saca ni un poste y que se baña en keratina.

Un tronco que enamora a todos con sus goles, un tronco que es un crack porque es ejemplo de superación, de dedicación y perseverancia. Mi ídolo de hoy en día es un tronco, pero al mismo tiempo es un crack porque nunca pensó que el pasado podía determinar su futuro.

Un tronco que ha gambeteado adversidades como Messi gambetea defensas, que gracias a la lucha ahora recibió un pase milimétrico que está aprovechando más que nunca. Falcao es un tronco. que por sus goles se ha convertido en un crack. Es mi ídolo como el de muchos colombianos.