Por: José Gustavo Hernández Castaño (*)

Los neurólogos y los psicólogos podrán explicar con precisión los sentimientos asociados a la memoria, los poetas los describirán con bellas palabras; yo, daré cuenta de los sentimientos que aparecieron en mí, en dos eventos, a los cuales asistí esta semana, donde la invitada fue la memoria.

El primer encuentro, martes 16 de abril, un conversatorio en la casa de la cultura Antonio Valencia Mejía del municipio de Circasia, para presentar el libro “historias de la Bernardi” de Isabela Prieto Bernardi, nieta del constructor y diseñador Italiano Antonio Bernardi De Fina, quien dejara profunda huella en el Quindío, sobre todo en Armenia, construyendo en la década de los años treinta del siglo pasado, varios hermosos edificios republicanos, entre ellos, las antiguas galerías de Armenia, edificio de Bellas Artes de la Universidad del Quindío y, el más conocido, la antigua estación del Ferrocarril, también conocida como Centro Cultural Metropolitano la Estación.

Un conversatorio de dos amigas: la autora del libro, Isabela, y la arquitecta María Eugenia Beltrán, para deleite de quienes allí estuvimos. Un recorrido por la geografía y la arquitectura de América, de Colombia, un recorrido por la Armenia de los años 30 del siglo pasado. Un recorrido por el pasado, lleno de nostalgia en el presente. Un pasado que vuelve a nosotros a través de las imágenes y las bellas palabras de la presentadora del libro y su contertulia. Un placentero recuerdo que, con él, en sentimiento encontrado, se asoma la desazón.

Desazón, desasosiego, disgusto, y desagrado profundo, en grado sumo, al ver este bello edificio Republicano que lo destruye, lo carcome poco a poco, y acompañando a la maleza, se lo come, el olvido, la desidia, la incompetencia, la ignorancia, la indolencia de varias administraciones municipales que han venido pasando, después de la primera y demoledora dentellada que el monstruo de la corrupción, le propinara en su momento.

El segundo encuentro, otro conversatorio, viernes 19 de abril, en el auditorio del SENA en el barrio Galán de Armenia, la audiencia pública relacionada con el proyecto de ley “plazas de mercado públicas, mercados campesinos familiares y comunitarios”, promovida por los Senadores Pablo Catatumbo y Omar Restrepo de la comisión Quinta.

Encuentro que contó con la presencia de la comunidad y de intervinientes de casi todos los municipios, como dolientes de una problemática que se evidencia, suscitando un variado diálogo de múltiples miradas, en la búsqueda de una adecuada solución.

En la diversidad del lenguaje se hizo un recorrido por lo que representaron las plazas de mercado para la historia de la humanidad y, en específico, por la amplia geografía nacional. Se hizo hincapié en las antiguas galerías (como eran conocidas) un patrimonio y un bien cultural de los pueblos. Se evocó, asociadas a las fundaciones de los pueblos. Se recordó como el punto de encuentro más cercano de los habitantes del territorio.

Los habitantes del territorio, de todas las condiciones, de todos los colores, de todos los estratos, ricos, pobres, blancos, negros, mulatos, indígenas, acudían allí, a las plazas, no solo para mercar, para abastecerse del alimento, de la carne, de la verdura, del grano, del vestido, del zapato, de las botas para el trasegar en el campo; también, fue punto de encuentro para el diálogo alrededor de un tinto, una cerveza, o un trago de aguardiente. Punto de encuentro donde acudía el dueño de la finca para contratar al campesino trabajador y este último buscando oportunidad de empleo. Punto de encuentro alrededor del cual se establecieron las cantinas y las mujeres dedicadas al mercado de sus cuerpos. Mas que un espacio físico, era un espacio multicultural, de encuentros diversos. Encuentro entre la ciudad y el campo, encuentro de saberes ancestrales y saberes de la modernidad.

En este conversatorio, en esta audiencia, pidió la palabra la denuncia, aquella no indolente con los hechos de corrupción, aquella enhiesta, erguida, la que de manera argumentada se expresó, recordando que, los damnificados de la antigua galería central de Armenia y la Gabriel Mejía, todavía viven y claman solución a una problemática de 25 años originadas en el terremoto de 1.999.

Múltiples voces se levantaron para señalar a gobernantes corruptos, encabezados por la ONG Cámara de Comercio, encargada de la construcción de la plaza minorista, la cual, fue entregada sin terminar, la que desde el mismo momento que se entregó afloraron sus imperfectos y sus errores de construcción. Cada aguacero, cada lluvia torrencial se hace sentir inundando pisos, anegando espacios y destruyendo mercancías.

Una voz sentida, una voz enronquecida por los años y por el dolor que lleva a cuestas, a la cual se unieron otras, muchas; se alzó en tono mayor para denunciar al alcalde anterior, JMRM, por su ineptitud, por su negligencia y su arbitrariedad. Una voz, y otra, y otra, pidieron a los órganos de control, no solo su intervención para ver, para escuchar, sino, para que tome decisiones sobre tan lamentables hechos de corrupción.

Esas voces embravecidas, irritadas, se manifestaron para reclamar la intervención de los órganos de control impidiendo la decisión de la administración municipal de trasladar las oficinas de la Secretaría de Tránsito y Transportes (SETTA) a este bien público, a este bien patrimonial de los damnificados por el terremoto de 1.999; decisión que cambia la naturaleza jurídica y, sobre todo cultural de plaza de mercado, más conocida como plaza minorista.

Voces alzadas, voces erguidas, no humilladas, valientes, desde Pijao, Montenegro, Quimbaya, haciéndose sentir desde la humildad del reclamo, como expresión de su humilde proceder, demandando honestidad y pulcritud de los gobernantes y los dirigentes políticos. Voces unidas, en un armonioso concierto en representación de los comerciantes de toda la vida, aquellos que allí tenían sus locales, sacados a la intemperie, reclamando sus antiguas galerías destruidas y, convertidas en “corredores gastronómicos” por el anterior gobernador en complicidad con los anteriores alcaldes, los cuales, se erigen como elefantes blancos a la espera de que FONTUR en un estudio y un concepto de expertos ingenieros, digan de sus estructuras que hoy, sin todavía entregarse, amenazan ruina.

Como colofón de la audiencia intervinieron los Senadores convocantes, Omar Restrepo y Pablo Catatumbo, para recoger y registrar el contenido de las voces denunciantes, las voces de los intervinientes. Este último, hizo un amplio recorrido por la historia y la geografía del país, para significar la importancia de su enseñanza como estímulo a hacer conciencia del sentido de pertenencia e identidad con lo nuestro, con nuestra cultura, y en ella el patrimonio cultural, las plazas de mercado de los pueblos.

Dos conversatorios, un recorrido por nuestra historia, para escuchar las voces del pasado y del presente.

Volvieron a mí, recuerdos encontrados, en los que dialogaron la alegría y la nostalgia, por lo que representó la estación del antiguo ferrocarril, el hermoso edificio, orgullo del pasado y que perdura en el presente; el tren y los placenteros viajes familiares a Pereira; el tren, un largo animal, contoneándose en su recorrido, el que con su intenso bramido anunciaba la llegada; aquel que con su larga estela de humo, como larga cola, dejada muestra de su paso por la historia.

Las antiguas galerías, sitio de paseo, algunos domingos, acompañando a mi padre, Jesús Antonio, a mercar. Paseo de domingo, por cuanto eso representaba la salida de la vereda Puerto Espejo (donde vivíamos cuando era niño), a la ciudad (Armenia). 

La sensación de tristeza se hizo manifiesta y a ella se unieron la desazón y la impotencia, como queriendo encontrar alguna salida a las problemáticas que hoy acusan estos dos emblemáticos sitios de la amada ciudad que me vio nacer.

(*) Magister en Ciencias Políticas

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