Frente al imponente auditorio Euclides Jaramillo Arango se erige una puerta que para los niños y adolescentes representa la entrada a un reino de fantasía. Una vez que la cruzan, no solo se sumergen en un cosmos poblado por personajes heroicos luchando contra malhumorados malhechores y colosales monstruos, sino que también son envueltos por el amor y la paciencia de dos funcionarias uniquindianas que, con pasión, enganchan a la lectura: Diana Sánchez Toro y Olga Lucía Ramírez.

La Biblioteca Infantil, fundada en 1991, ha experimentado una metamorfosis de ubicación. Inicialmente, ocupó lo que hoy conocemos como el parqueadero de mantenimiento, pero ahora está ubicada en el bloque que alberga oficinas administrativas y la biblioteca CRAI, a la cual pertenece.

A pesar de sus cambios de ubicación, su misión se mantiene inmutable: acercar a los niños y jóvenes al fascinante mundo de la lectura. Desde su fundación, se concibió como un apoyo a los programas académicos de la Universidad, permitiendo a estudiantes uniquindianos realizar sus prácticas en sus acogedores espacios.

Además, la biblioteca era un respaldo para los padres de familia que asistían a clases en las aulas uniquindianas, brindando a sus hijos la oportunidad de aprovechar los servicios bibliotecarios mientras sus padres se sumergían en el conocimiento.

Así fue como este rincón especial de la biblioteca infantil comenzó a convertirse en el lugar preferido de los hijos de docentes y administrativos de la Uniquindío. Sin embargo, el encanto del mundo mágico y amoroso también ha beneficiado a los vecinos de la Uniquindío. De esa forma, los lunes, martes, miércoles y viernes, los niños y jóvenes encuentran en la biblioteca infantil un refugio donde no solo se enamoran de la lectura, sino también a explorar otros idiomas.

Y es que, durante más de una década, en ese lugar el francés es una de las lenguas que se han enseñado en dos niveles. La docente Alexandra Botero, del programa de Licenciatura en Lenguas Modernas de la Uniquindío, dedica dos horas semanales para cultivar el interés en esta lengua romance. Muchos de los niños y adolescentes que participan en este espacio se convierten en estudiantes uniquindianos.

Los jueves son especiales en la Biblioteca Infantil. Sus servicios conectan con las escuelas rurales y colegios públicos del departamento, quienes también acceden a los servicios bibliotecarios como parte de un proyecto de extensión respaldado por la Vicerrectoría Administrativa.

En este proyecto, la población de los 12 municipios del Quindío participa en jornadas lúdicas y literarias, disfrutando de la proyección de los mejores cuentos que ofrece la biblioteca. "Los niños son felices y es significativo que la Universidad llegue hasta ellos. Se sienten importantes", asegura Diana Sánchez Toro, directora de la Biblioteca Infantil de la Uniquindío.

Pero la magia no se detiene ahí. Las herramientas digitales se han convertido en aliadas indispensables de la Biblioteca Infantil. "Breves lecturas para el alma" surge en medio de la pandemia como un podcast que narra cuentos y novelas de interés para niños y adultos, usuarios asiduos de la biblioteca.

Además, "Relatos viajeros", una estrategia de la biblioteca infantil, se ejecuta como parte del proyecto Bibliotecas itinerantes, del Ministerio de Cultura Nacional. Este trabajo sonoro se produce dos veces a la semana y se difunde por la red de bibliotecas itinerantes del país.

Así se presenta la Biblioteca Infantil: un refugio para pequeños y grandes, donde la única pedagogía en la enseñanza de la lectura es el amor y la paciencia. "Cuando entra un usuario ansioso por leer, lo acompañamos con amor y paciencia, mostrándole siempre diferentes posibilidades de lectura", afirma Diana Sánchez.