James Padilla Mottoa

Nadie ha podido explicarme por qué hemos perdido tres años en el proceso de preparación de los Juegos Nacionales y Paranacionales que están programados para noviembre del año en curso. Tres años perdidos en los que sale golpeado el prestigio de nuestra ciudad y la capacidad de sus dirigentes.

Un tiempo perdido en el que también es gran damnificado el periodismo deportivo de la región. No se puede pasar por alto que los periodistas tenemos el sagrado deber de ser notarios de los hechos que hacen la historia de los pueblos. Y en este caso específico también de manera inexplicable el periodismo guardó un silencio pesado durante los tres años que se escaparon sin que hayamos hecho alguna cosa notable frente al gran compromiso adquirido.

Respeto a todos mis amigos y colegas que están hoy al frente de la información y el comentario deportivos; seguramente ellos siguen cumpliendo con el propósito de impulsar y concretar el desarrollo deportivo del Quindío. Pero en esto de los juegos ha existido un pecado grave por omisión inconcebible:  son tres años en los que la mayoría se tumbó bajo la sombra de un árbol para ver pasar el tiempo.

Aquí en EL QUINDIANO, en varias columnas, tratamos de llamar la atención sobre la ausencia de acción para comenzar a construir los escenarios para las justas, amén de otros interesantísimos aspectos como son los relativos a la preparación de los deportistas que nos representarán. Fueron 10 notas distribuidas en los años 20, 21 y 22 en las que abordamos el tema, cuestionando a los dirigentes por la falta de dinámica e inclusive llegando al atrevimiento de pedir a los colegas preguntar ¿por qué no arrancan las obras?, ¿por qué el tema se mantiene en silencio? Ni de uno ni de otro lado hubo respuestas. El asunto careció de importancia.

Pero, súbitamente, a finales de diciembre pasado, cuando empezó el tiempo crítico y se habló de la posibilidad de que los juegos en Armenia fueran suspendidos por incumplimiento, entonces sí, todos se vinieron en avalancha a buscar culpables, cuando culpable es toda la sociedad paquidérmica y mal orientada por quiénes han tenido la obligación de presionar a las autoridades para que nos eviten lo que sería un ridículo monumental.

 Ante las preguntas que hiciéramos a los funcionarios municipales que abordamos, hubo siempre la misma respuesta: "No se preocupen que la plata está y el tiempo es suficiente para hacer los escenarios". Ahora los expertos dicen que la pista de BMX y la bolera municipal pueden entregarse en un tiempo límite, pero no el llamado Complejo Acuático (responsabilidad del gobierno departamental), porque esa sí es una obra más "compleja, tratándose de piscinas y otros trabajos complementarios. Ya no es tiempo de buscar a quién echarle la carga de la responsabilidad por lo que no se hizo; ahora es obligación de salir y pedir ayuda a todos para empujar el pesado carro con batería fundida, para evitar que tengamos el más terrible sofocón...

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