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La Guaca  |  23 diciembre de 2023  |  12:00 AM

El regalo del Niño Dios para Toto I

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César Augusto Pareja Giraldo, ‘Toto’ es, sin duda, uno de los personajes más controvertidos en el Quindío. De él se dice que maneja los hilos de la política regional, incluso que fue el adalid de las elecciones de José Manuel Ríos Morales, cuyo mandato concluye en ocho días; y del alcalde electo James Padilla García, cuyo mandato empieza en ocho días. El director de EL QUINDIANO estaba este viernes 22 de diciembre mercando, como cualquier ‘paisano’ en el supermercado Laureles, en el norte de Armenia, cuando se topó con ‘Toto’, que estaba en las mismas: mercando, en compañía de su esposa. Como a muchos en esta época de Navidad y Año Nuevo, se me ocurrió preguntarle al señor Pareja: “¿Hombre, que le está pidiendo al Niño Dios?”. Y ‘Toto’ respondió: “A mí ya me dieron el regalo, me lo adelantaron”. ¿Sí?, le increpé: cuente pues. Y la soltó: “El mejor regalo de Navidad que me hayan dado me lo dio esta semana la Corte Constitucional al confirmar la pena de prisión para los delitos de injuria y calumnia. Con esta decisión de la Corte, ese tema deja de ser solo ‘carreta’ y se transforma en una verdadera arma jurídica contra aquellos que están acostumbrados a denigrar, a injuriar y a calumniar en este país. A quienes condenen por estos delitos tendrán que pagar entre un año y medio y cuatro años de prisión”. Y entonces, repregunté: “¿Y eso a usted en qué lo afecta?”. “En mucho, don Miguel. ¿Quiere saberlo?”, me dijo Toto mientras empacaba en su carrito una caja de harina para hacer natilla.

El regalo del Niño Dios para Toto II

Muchas personas que estaban en el supermercado nos miraban, y nos saludaban, pues los dos somos personas conocidas, pero nadie se atrevía a acercarse a oír la conversación. “Mire don Miguel, aquí en Armenia mucha gente saca chismes, escribe columnas de opinión, denigra, injuria y calumnia contra mí. Yo me he quedado callado, soportando con mi familia esa cantidad de injurias y calumnias porque, hasta antes de la decisión de la Corte Constitucional, una demanda por injuria y calumnia no tenía tanto valor. Ahora será diferente. Me voy a defender, voy a contratar un abogado penalista para que en adelante todos aquellos que me injurien, que me calumnien, vayan y respondan ante las autoridades judiciales, que demuestren con hechos reales y documentos ciertos todo lo feo que dicen de mi”, me refirió Toto, hablando ya un poquito en tono alto y moviendo las manos. “Tranquilícese hombre César, siga mercando, échele a ese carrito la leche, la panela, el coco, los clavos y la canela para que haga una buena natilla y la disfrute con su esposa y sus hijos”, le sugerí, y así lo hizo, pero sin dejar de hablar.

El regalo del Niño Dios para Toto III

Corrimos los carritos del mercado un poco y seguimos conversando. “Hombre César y a ¿usted no le da temor de hacer eso, con las investigaciones que tiene?”, le pregunté. Y el hombre, con tranquilidad me respondió: “Dígame una sola”. Y yo, medio azarado le anoté: “Pues, no sé, la gente comenta en la calle, que usted está siendo investigado por la Fiscalía”. Y ‘Toto’ la soltó toda: “Que alguien me lo demuestre, que me diga dónde tengo siquiera una noticia criminal abierta en Fiscalía, o en Procuraduría o en Contraloría. Que me digan si me han condenado por algo. Vea, le juro don Miguel, a la fecha, en toda mi vida, ninguna autoridad ha abierto contra mí ninguna investigación. Lo invito a que haga un derecho de petición a cualquier autoridad del país y pregunte si tengo alguna investigación por algún delito”. Yo quedé perplejo y le dije: “Pues adelante con su idea de poner en la justicia penal aquello que usted crea son injurias y calumnias contra usted. Por mi parte, como se lo digo a todos los ciudadanos, gobernantes, empresarios y políticos, cuente que solo diré de usted o de cualquiera, solo aquello de lo que tenga pruebas contundentes y documentales. Y para que no se confunda, recuerde que una cosa es lo que dicen en El QUINDIANO aquellas personas que entrevistamos, o que les publicamos comunicados, o los columnistas, otra la que nosotros, desde la dirección, digamos directamente. “Ya mi mujer está haciendo señas, don Miguel, qué pena, lo dejo”, fue lo último que me dijo ‘Toto’ y se despidió.

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