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La Guaca  |  15 febrero de 2023  |  11:00 PM

Suspenden liquidación de La Crónica del Quindío I

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Foto sede La Crónica. Tomada de La Crónica

La liquidación de la sociedad que creó hace 32 años el periódico La Crónica del Quindío, ordenada por una asamblea de socios en diciembre de 2022, fue suspendida, tras llegar a un arreglo del socio mayoritario con los socios minoritarios del periódico impreso local. La venta de las acciones del señor Iván Botero Gómez en el mismo mes de diciembre, después de la asamblea que ordenó la liquidación, dio la pauta sobre lo que podría ser la solución para evitar un conflicto laboral y también un largo pleito jurídico. El primero de enero de este año, sin embargo, se inició el proceso de liquidación y el cierre del periódico La Crónica del Quindío. Sin embargo, el socio mayoritario de este negocio, Luis Carlos Ramírez, también propietario de El Diario de Pereira, reaccionó a esta decisión, poniendo en circulación un nuevo periódico: La Nueva Crónica del Quindío. Esta situación frenó de alguna manera lo que era el periódico antiguo, en la medida en que no podían utilizar su misma plataforma, ni sus redes sociales, ni el edificio de la sede y, ni siquiera el vehículo de la institución. Por tal motivo, en enero, se invitó a los socios minoritarios restantes, los hijos de César Augusto Mejía Urrea y los señores Javier Osorio Jaramillo, Álvaro Arias Young y Jorge Iván Henao Ospina para que vendieran sus acciones al socio mayoritario Luis Carlos Ramírez Múnera. Si bien es cierto, la puja por el valor de las mismas estuvo mediada por el precio que ha adquirido la edificación del periódico en la avenida Centenario, se llegó a un feliz arreglo. Todos vendieron y ahora el único socio, con el 100% de las acciones es Luis Carlos Ramírez Múnera, empresario pereirano de medios de comunicación.

Suspenden liquidación de La Crónica del Quindío II

Luis Carlos Ramírez Múnera, empresario pereirano nuevo dueño total de La Crónica

Con la adquisición del total de las acciones, se suspendió la liquidación y las aguas que habían estado turbulentas volvieron a calmarse, lo que significa que casi todo regresó a la normalidad. Ahora, el periódico pudo volver a utilizar su edificio, su camioneta, las redes sociales, sus antiguos suscriptores y todo el archivo fotográfico e histórico noticioso en su plataforma. Lo que ahora se está evaluando es si se regresa al antiguo nombre: La Crónica del Quindío o se mantiene la marca que viene usando desde hace un mes largo: La Nueva Crónica del Quindío. Una de las cosas que más preocupaba era la liquidación e indemnización de los empleados, porque si bien es cierto que la empresa tiene solidez económica, por sus activos, especialmente el valor del edificio, no menos verdad es la falta de liquidez para hacer pagos. En este sentido, los trabajadores podrán volver, sin necesidad de liquidación ni indemnización, aunque algunos ya habían recibido esos beneficios. Larga vida le deseamos al periódico impreso de Armenia, que ha superado la crisis que tuvo al final del año pasado y comienzo de este.

Por la radio

Diego Felipe Urrea, de las ONG que maneja las emisoras comunitarias La Bacana y Rumba

A propósito de medios de comunicación, dos emisoras comunitarias del Quindío se han reacomodado, después de problemas internos. Se trata de la emisora comunitaria de Salento, que inicialmente se conoció como Prisma y luego como la Bacana. En una negociación que sus socios hicieron con los periodistas Juan Manuel Lenis y Juan Diego Lozano, esta emisora pasó a sus mandos, con el nombre de Los Juanes Radio. Sin embargo, este negocio, pactado a cinco años, no duró demasiado y como se sabe, el año pasado se ‘reventó’ y las riendas volvieron a sus antiguos dueños, encabezados por Diego Felipe Urrea. Volvió al aire, inicialmente con el nombre de La Bacana, pero ahora suena con el nombre de Rumba, con transmisores y emisión desde el municipio de Salento, pero con cobertura en Armenia. La otra emisora en conflicto es la comunitaria del municipio de Córdoba, que se llamaba Bambú Estéreo. Esta emisora le fue cedida en arrendamiento al señor Gustavo Hernández Castaño, pero antes de un año, el Ministerio de las TICs la evaluó y la cerró. Ahí, entonces, intervino la sociedad que tenía los derechos, también encabezada por el señor Diego Felipe Urrea, la recuperó y la puso nuevamente al aire, esta vez con el nombre de La Bacana, es decir, rescató el antiguo nombre de la emisora de Salento. No podemos olvidar que las emisoras comunitarias están hechas, según su filosofía para el servicio de la comunidad a las que pertenecen.

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