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Cultura  |  18 febrero de 2024  |  12:00 AM |  Escrito por: Germán Estrada Mariño

La degradación de la inteligencia y el pensamiento humano gracias a la “inteligencia artificial”

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No es más inteligente quien más dispositivos usa para manejar su vida, sino quien menos los necesita para alcanzar la plenitud, la libertad y la felicidad verdaderas. (German Estrada Mariño).

Por Germán Estrada Mariño

“El auge tecnológico producirá una generación de completos imbéciles” declararon varios pensadores del siglo XX.

 Resulta casi absurdo que una persona pensante le pida consejos a una computadora programada para dar respuestas generales para preguntas específicas sin tener en cuenta el pasado, la historia, los aprendizajes, o tan solo los miedos especifico y conflictos internos de cada individuo. Es lo que estamos viendo con la invasión desbordada y sin estándares éticos de la "inteligencia artificial" en diferentes ámbitos del funcionamiento humano.

Resulta absurdo que un algoritmo te escoja el "perfect match" o la persona con al que debes casarte para pasar el resto de tus días, cuando no puede predecir ni contemplar los efectos de los rasgos de personalidad ocultos que también desconoce ya que ellos no están en una base de datos,  de una potencial pareja que aparece en tu app -aplicación  preferida de citas y que te arroja como la pareja perfecta, tu soul mate- alma gemela o tu media naranja mientras te ilusionas ingenuamente sin ver más allá de que hay detrás de quien escoge por ti, quien decide por ti o quien piensa por ti.

Resulta aún más patético que un inversionista serio tome decisiones financieras  basado solo en la inteligencia artificial la cual es incapaz de predecir el azar como  por ejemplo catástrofes naturales, o   decisiones impulsivas y paranoicas de un líder político, como las de desatar una guerra mundial que subyacen a la complejidad  y la muchas veces, neurosis  humana que amerita análisis individuales profundos y específicos para poder ser descifrada con algún grado pero no con completa  certeza.

La excesiva confianza en la inteligencia artificial y su invasión en nuestras vidas pretende ignorar muchas veces la imposibilidad de predecir con fórmulas matemáticas o algoritmos la complejidad de la conducta humana que a siempre de ser analizada si se quieren tomar decisiones realmente inteligentes sensatas y estratégicas que contemplen todas las variables posibles. El dejar de pensar para que otro decide solo eso, dejar de pensar. No es mas inteligente quien mas dispositivos usa para manejar su vida, sino quien menos los necesita para alcanzar la plenitud, la libertad y la felicidad verdaderas.

Quienes hemos estudiado con dedicación y pasión la conducta humana sabemos que la conducta no puede determinarse de forma tan simplista y reduccionista a través de leyes generales.

Para los matemáticos e ingenieros resulta pragmático pretender que la programación de un sistema resuelva los problemas cotidianos del ser humano, pero jamás se podrá pretender, como se pretende vender la idea para enriquecer a ciertas compañías tecnológicas que buscan lucrarse con la expansión de la inteligencia artificial a costa de la estupidez humana, que un sistema operativo, un algoritmo, un software  o una base de datos repleta de información tome las decisiones más complejas e importantes de la existencia humana como la escogencia de la pareja, la necesidad de sanación emocional que busca la introspección en psicoterapia o la predicción del futuro y de los riesgos del mismo.  Estos procesos, como muchos otros en la educación, la salud y en diferentes ámbitos, requieren análisis, reflexión, creatividad, planeación e innovación y eso no nos lo pueden dar los algoritmos.

La inteligencia artificial no puede anular como pretenden sus promotores el pensamiento humano el cual ha de ser critico reflexivo y vanguardista.

 Pareciera que la inteligencia artificial ahora piensa más que la humana cuando en realidad la inteligencia artificial no es inteligencia , ya que no piensa realmente, no crea ni se reinventa, tan solo procesa datos y está programada para resolver problemas específicos en ámbitos específicos basados en datos preexistentes. Para jean Piaget, gran pensador y teórico del desarrollo cognitivo la inteligencia fue definida como: “La capacidad de solucionar problemas nuevos a través de medios nuevos”

Jamás podrá la inteligencia artificial remplazar la mente de un ingeniero creativo, de un diseñador pionero, o de un pensador que crea nuevas teorías y crea nuevos medios para resolver problemas preexistentes.

La inteligencia artificial no es inteligencia en su más profunda expresión porque no posee la capacidad de crear, innovar, imaginar nuevos escenarios o mundos posibles, ya que carece de la capacidad humana de representación(metacognición) que es la base del pensamiento abstracto e hipotético deductivo y que en el cerebro de un individuo humano en condiciones normales se desarrolla entre la pubertad la adolescencia y el inicio de la vida adulta.

La imaginación, la ilusión, la representación de futuros posibles o tentativos mundos, ambientes o escenarios posibles solo puede ser producida por la metacognición.

Lo paradójico resulta que esta inteligencia es producto de la misma creatividad de ingenieros, pero a su vez es la causa de que las nuevas generaciones estén cada vez menos, dispuestas a pensar, crear, reflexionar, establecer explicaciones hipotético deductivas para explicar fenómenos o de reflexionar para resolver problemas.

El auge de la IA en diferentes ámbitos como el publicitario, el empresarial y el educativo, además del social en el que un algoritmo básicamente decide que tipos de amigos debes tener basado en tus preferencias e incluso puede escoger para ti pareja, resulta sin duda práctico, pragmático y minimiza la necesidad del esfuerzo humano para tareas simples como limpiar, pagar  una factura, reproducir una canción aleatoriamente basadas en mis preferencias, escoger una película o informarse sobre el clima.

Sin embargo, a medida que la inteligencia artificial y la robótica buscan con éxito reducir al mínimo el esfuerzo humano, la motivación intrínseca por pensar crear y reflexionar es cada vez menor en las nuevas generaciones, ya que simplemente ya es cada vez menos necesaria poniendo al ser humano en una zona de confort en la que impera la ley del mínimo esfuerzo.

Para ejemplificar esto terminaré señalando como un grupo de estudiantes universitarios o de último año escolar, adolescentes entre los 15 y los 21 años deben diseñar un proyecto de investigación para su clase de metodología, de ciencias o un proyecto final de cualquier ciencia para poder graduarse de bachilleres técnicos tecnólogos o incluso de “profesionales”.

El adolescente promedio tendera a hacer el mínimo esfuerzo, ya que las herramientas tecnológicas con las que cuenta, le pueden facilitar a mi juicio, en exceso, peligrosamente para su inteligencia y desarrollo, el trabajo que debería completar a través de la recursividad, la proactividad y la creatividad que son potenciadas cuando los medios no están dados para facilitarle la tarea de pensar que es relegada al buscador Google a Alexa o a cualquier forma de algoritmo que tome las decisiones por él mismo, sin innovar ni investigar fuentes primarias, mucho menos sin cuestionar en absoluto.

Sin duda el acceso a la información gracias al internet permite que el conocimiento sea masivo y globalizado, pero la simplificación de las tareas debido a la inteligencia artificial está llevándonos a crear una generación de completos idiotas que han dejado de pensar, crear, planear e inventar nuevos mundos y escenarios porque la inteligencia artificial llego para ser la zona de confort y opacamiento del pensamiento humano.

Se revolcarán en sus tumbas los grandes pensadores, filósofos, genios y creativos de la historia, viendo como la evolución tecnológica lleva al hombre y en especial a las nuevas generaciones a una involución intelectual, cognitiva y social.

GERMAN ESTRADA MARIÑO

PSICOLOGO CLINICO

PSICOTERAPEUTA INDIVUDUAL DE PAREJA Y FAMILIAR BILINGÜE ONLINE

UNIVERSIDAD NACIONAL DE COLOMBIA

PERITO FORENSE

LIDER CAMPAÑA PREVENCION DE SUICIDIIO JUVENIL

316 4502080

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