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Cultura  |  17 noviembre de 2022  |  12:00 AM |  Escrito por: Administrador web

La última mano de Seisdedos, una novela negra contada desde un punto de vista particular

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Escrito por Felipe Londoño, la novela es publicada por Planeta.

Hermenegildo, un gitano alcohólico, otrora asesino a sueldo de talla internacional, vive al borde de la indigencia en Madrid, bebiendo para calmar el dolor que le producen sus úlceras estomacales y compartiendo su cotidiano con los fantasmas de algunas de sus víctimas: una puta búlgara, un joven pijo español, un asesino de eta y dos colombianos.

Aunque ya está retirado, su precaria situación económica lo lleva a aceptar el encargo de un esmeraldero colombiano, para que ajusticie a Dominga, una mujer guajira. Su ética profesional lo obliga a dejar de beber hasta terminar el trabajo por eso quiere hacerlo en la mayor brevedad posible.

Personajes, atmósferas y situaciones memorables hacen parte del universo interno del protagonista de la novela La última mano de Seisdedos, un hombre que vive entre fantasmas y oscuridad. Sin duda, estamos ante de una de las más potentes novelas negras en la Colombia contemporánea, escrita por Felipe Londoño Amaya.

Les compartimos algunos de los fragmentos de la obra:

«Por primera vez, una úlcera que lo acompañaba en silencio por varios meses, le clavaba los dientes y Hermenegildo, que no se acordaba de sentir un dolor tan profundo, supo que eso era lo que había sentido su última víctima por arma blanca».

Página 13

«Su mano había dejado de sudarle al contacto con el carey del mango de su revólver que ya respiraba sobre sus piernas. Se acomodó hacia atrás el sombrero vueltiado que había encontrado en la silla de la camioneta y con la punta del cañón del revólver, su preferido al pesar un par de gramos más que el otro, subió sus gafas oscuras sobre la nariz.

A pocos metros cruzó el brazo derecho por encima del otro que sostenía desde arriba y al revés el timón muy delgado en proporción al animal japonés del que tiró con brusquedad hacia un lado mientras su pie derecho le clavaba hasta el fondo el freno. Un giro pesado que lo tuvo al borde de dejarlo patas arriba, un extenso chirrido de caucho contra el pavimento caliente, y en medio del breve espacio que le dio por segundos el humo que salía de las llantas, apuntó hacia el carrotanque. Disparó un solo tiro que en pocos instantes subió varios grados la temperatura en el desierto. Boom».

Página 18

«Sin mirarla a los ojos, Hermenegildo, haciéndose el desentendido, le preguntó por su nombre.
—Dominga —contestó ella con la seguridad de quien gusta de cómo suena su propio nombre
—. Dominga.

Como si su nombre hubiera sido pregonado introduciéndola en un escenario. Enorme, majestuosa, segura y con una alegría infantil se puso de pie y empezó a bailar sola a pocos pasos del español».

Página 116

«La habitación se oscureció un poco más, como si la nata gris que cubría el cielo se hubiera engrosado de pronto. Dominga supo entonces que esos días completos de felicidad se acababan y dejaban de brillar como lo había hecho la luz que entraba por la ventana ».

Página 157

Sobre Felipe Londoño Amaya:
Es parte de la primera generación latinoamericana de artistas multimediáticos de la era
digital. Fotógrafo de publicaciones como Rolling Stone, y Gatopardo, escritor de ficción,
pintor, ilustrador, empresario y promotor cultural de alto impacto con un récord Guinness en el reciclaje de tapas de plástico. La alquimia en su obra gira en torno al posthumanismo, la geometría sagrada, la interpretación onírica, la teoría del caos y los fractales, la psicomagia, el tarot, la numerología y el sincretismo religioso.

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