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Cultura  |  18 abril de 2022  |  12:00 AM |  Escrito por: Administrador web

LIBERTAD: DE TODOS Y PARA TODOS

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Muchas veces la indiferencia hace más daño que la ignorancia, porque es egoísta, conveniente y pasivamente cómplice. Es obvio que el mundo se ha acomodado a la injusticia y a la impunidad. Por eso, la esclavitud, disfrazada de ideología se ha impuesto, con la complacencia y complicidad de lideres, educadores, periodistas e intelectuales mediocres.

                                                                                                              Gloria Chávez Vásquez

 

Son ya demasiados los años del yugo que se ha ensañado en La Perla de las Antillas y de paso en nuestro continente. Sin embargo, no hay evidencia que se presente ante los ojos y oídos de los incrédulos, que les demuestre como opera este efecto dominó y de cómo cae la democracia en las garras del monstruo. Como consecuencia de esa indiferencia del resto de las naciones del hemisferio occidental, la paz y libertad han sido horadadas por el cáncer ideológico.

Las voces lideres de la libertad por Cuba no se han cansado de advertir al mundo sobre la siniestra expansión marxista. Una de esas denuncias tuvo lugar el 20 de marzo pasado, ante la sede de la Unión Europea cuando se cuestionó a esa institución de si sus medidas eran de ayuda o de complicidad ante el caso cubano. (Lo mismo se les puede preguntar a la OEA, a la ONU y a las decenas de organizaciones internacionales que pretenden defender los derechos humanos.) 

Entre sus gestiones está el siguiente documento, cuyos autores son los cubanos Michel Céspedes del Movimiento Cristiano Liberación y la escritora exiliada en Francia, Zoé Valdés. Dicha declaración viene dando la vuelta al mundo, apoyada por las firmas de prominentes, íntegros e incondicionales amantes de la libertad.

 

Cuba de Todos

Un pueblo secuestrado de sus derechos fundamentales, dónde cualquier iniciativa debe tener como fuente y término al Partido Comunista para no ser tildada de “contrarrevolución”.

Michel Céspedes y Zoé Valdés

Por más de seis décadas se ha institucionalizado en el país, una forma de gobierno que no ha sido elegida por la mayoría de la sociedad. La composición de una visión única en las diferentes áreas, desemboca en un partido que controla la vida socio-política y económica del país. Un partido que, además, segrega y margina.

En este sentido, la historia demuestra las diferentes expresiones de inconformidad desde aquellos inicios a lo que se llamó proceso revolucionario. Un proceso que fue presentado como alternativa a las sombras de la época republicana de la primera mitad del siglo XX.

En el contexto político, las sanciones por parte del gobierno de Estados Unidos a la cúpula de

poder a principios de los años 60s, fue la respuesta a las acciones concretas de usurpación y

nacionalización.

Las medidas no reflejan el verdadero significado del descontento popular que se ha venido gestando durante más de 60 años y que se materializaron los días 11 y 12 de julio de 2021, en las manifestaciones sociales ocurridas en todo el país. El mayor acto cívico y de clamor del pueblo, dirigido a la ingobernabilidad e inoperancia de un sistema obsoleto y fracasado. Un pueblo secuestrado de sus derechos fundamentales, dónde cualquier iniciativa debe tener como fuente y término al Partido Comunista para no ser tildada de “contrarrevolución”.

El embargo económico no es la causa del descalabro social, es una exposición trampa que acoge el discurso del gobierno, convirtiéndolo en un fundamentalismo partidista.

El escenario de posibles aperturas y cambios por aquellos que apostaron por el raulismo,

decantaron en la sucesión dinástica de un proceso que se recicla a sí mismo, sin ninguna otra

intencionalidad que la de perpetuarse en el poder, derivando en la continuidad del modelo

socialista, que cambia la esperanza por la sumisión.

Los procesos de crisis han quedado en la memoria de quienes esperan salir de ellas, donde la solución no ha sido reformar el socialismo o presentar un socialismo democrático como proponen algunos, devenidos además en redentores de la debacle, sino en escapar de una realidad que parece inamovible en el tiempo e imposible de transformar.

La reducción del descontento social, sus manifestaciones y exposiciones, así como la implementación de mecanismos que generan pequeños espacios, en una ausencia material de las necesidades primarias, es un disfraz que se viste de complicidad.

La imposición de tendencias ideológicas mediante supuestas formas de expresión artísticas y

educativas que dividen a la familia cubana, están supeditadas a la sumisión política, a la

precariedad intelectual en el rendimiento de ideas, y al adoctrinamiento social y político.

Planteamos con preocupación la clasificación a los cubanos y valorización según su origen

geográfico.

El 11 de julio marcó un antes y un después en la historia reciente de la sociedad cubana. Cuando se intenta equiparar a la víctima con su victimario, se responde al mismo objetivo de quién justifica la condena. La criminalización y el fusilamiento de la reputación son prácticas recurrentes junto al uso desproporcionado de la fuerza, que caracterizan a un gobierno que goza de total impunidad.

La realidad cubana está por encima de cualquier ideología, de izquierda o de derecha. Cuestiona en todo sentido y sin claridad en las definiciones, buscando insertarse en un mundo más humano, “con todos y para el bien de todos”

Los que suscribimos esta declaración, apoyamos las propuestas solidarias para acompañar al

pueblo en su clamor de libertad:

• Condenar al gobierno cubano, por parte de los organismos, gobiernos e instituciones

internacionales, por el abuso de poder en los procesos a los manifestantes del 11 de julio.

• Aislar económicamente al gobierno cubano, que instrumentaliza el poder económico para

reprimir y someter al pueblo.

• Suprimir la participación de los representantes gubernamentales cubanos en todos los

foros políticos, económicos, culturales, deportivos y educativos.

 

La publicación de este documento coincide con la aparición de la novela testimonio del disidente cubano Guillermo Fariñas Hernández, Cementerio de hombres vivos basada en hechos reales sobre el infierno de las prisiones en Cuba y en especial sobre el triste y oscuro destino de los presos políticos de la isla. Ver además la película Los Plantados, dirigida por Lilo Vilaplana ganadora del premio en el festival de cine en Miami el año pasado.

https://m.youtube.com/watch?time_continue=2951&v=z6Kp1g4OJVQ&feature=emb_logo

 

 

Gloria Chávez Vásquez escritora, periodista y educadora residente en Estados Unidos.

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