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Cultura  |  27 marzo de 2022  |  12:00 AM |  Escrito por: Administrador web

La Tebaida y su potencial arqueológico para el turismo cultural

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Por Roberto Restrepo Ramírez.

Es el Edén tropical del Quindío porque su clima cálido es el propicio para la producción agrícola y frugal y porque sus valles cercanos al río De La Vieja son de insondable belleza.

Pero también es La Tebaida un "remanso cultural", porque ha sido territorio fértil en expresiones literarias - como cuna de escritores que es - y porque de allí también son oriundos artistas de la plástica y de la dramaturgia. Solo baste con mencionar dos glorias en esos campos que se han destacado a nivel nacional, con sus merecimientos logrados en ambos órdenes. Me refiero a la escritora Samaria Márquez Jaramillo y a Hugo Zapata, éste último, ganador del primer premio en un Salón Nacional de Artistas. Sin olvidar que, igualmente, valores del teatro han fulgurado, como es el caso de Luz Marina Botero, solo para mencionar la más prolífica en ese campo de creación.

Pero, en ese recuento de potencialidades, La Tebaida es importantísima en una órbita que deja ver sus paradojas, cuando se trata de ponderar la larga lista de aspectos que figuran en el inventario de sus recursos culturales. Es el de la ciencia arqueológica. No los enumeraré todavía, sin referirme primero al plano simbólico, a la cultura popular, a la arquitectura tradicional supérstite y a otras singularidades de su conformación urbanística. Porque, cuando se habla de una relación estrecha entre la cultura y las posibilidades de disfrute del ocio en las comunidades, es imperativo entrar en el abordaje del llamado Turismo Cultural. En otros términos, ello es referido desde tener en cuenta la Literatura, el Arte, la Arqueología y la Sociología de la Cultura. En La Tebaida se acoplan todas estas perspectivas, como que sus pobladores y gestores culturales han hecho un gran esfuerzo - en el pasado y ahora - por descollar en estos horizontes. Se hace - y se forjó en algún momento - como una forma reparadora para olvidar el estigma de la violencia y la exclusión, que alguna vez reinó en sus contornos. Lo testimonian así los escritos de sus cronistas o hasta las intenciones de los ciudadanos, que desean encontrar en el rescate de la historia local esa salida democrática de reconocernos dentro de las diferencias. Imposible no tener en cuenta en esos propósitos a Francisco Cifuentes con su relación escrita crítica o al grupo del Centro Local de Historia, con el rescate de los principales hitos de su construcción identitaria.

Soy consciente de la posibilidad de ignorar a muchos personajes en esta sinopsis, pero también es cierto que el trabajo cultural del colectivo se impone, como los imaginarios creados por los ciudadanos.

Paso, entonces, ahora sí a relacionar aquellas instancias del patrimonio cultural y de la simbólica, que La Tebaida conserva en su realidad. Luego de esa sucinta relación de aspectos vendrá el tema arqueológico, con la esperanza de concretar el lineamiento para trazar un turismo responsable, que este departamento no ha querido iniciar todavía.

 

El parque principal

Si nos identificamos con el afán de conocer de algún visitante que llega a La Tebaida, vemos que el primer referente para visitar es el parque principal. Aunque ya no es el sitio de encuentro tradicional de otrora, pues fue indebidamente refaccionado, allí encontramos hoy todavía la concentración de los adultos mayores, que se sientan a conversar. De sus labios conocemos las historias del municipio, para solazarnos y reconciliarnos. Se han colocado figuras escultóricas que representan la fauna local, para rememorar, por ejemplo, las ardillas que retozaban - lo hacen todavía - entre los árboles que no se han talado.

Calle patrimonial

Cerca del parque existe una cuadra patrimonial, con bellos colores y contrastes en sus fachadas. Dentro de su Casa de la Cultura - y al interior de su teatro auditorio refaccionado por el Ministerio de Cultura - otro logro procesual en el panorama cultural. Es lo realizado por otro líder, Heriberto Vargas y su registro fotográfico del pasado.

Plaza Nueva

Caminamos por sus calles, donde en sus costados, el espíritu del comercio pueblerino trata de permanecer. Así llegamos a su zona que resguarda el mercado, en la antesala del otro parque simbólico. Lo llaman también la Plaza Nueva y, para no olvidar, lleva el nombre del fundador de La Tebaida, don Luis Arango Cardona. El mérito de este lugar no es solo el que mencionaré en el siguiente párrafo. Es también este gran espacio, el que frecuentan muchos personajes de la cultura popular. En mi última visita, cuando se trata de dar rienda suelta al aliento del espíritu, encontré a un singular caballero, con su carruaje especial, tan sencillo y pintoresco, como también corresponde a eso que se llamaba antes el folclore y ahora es de la esfera de lo demosófico.

Un último vistazo a la cultura, entroncada en el reconocimiento del pasado prehispánico, llamada la Arqueología, nos permite situar a La Tebaida en el centro de este panorama investigativo. Eso sí, combinado con lo paradójico. Nace la población en el fulgor de uno de los principales sucesos de guaquería de principios del siglo XX. Don Luis Arango Cardona, sus hermanos y sus guaqueros, habían explorado todos los lugares posibles y - por lo tanto - ellos fueron intervenidos con la rústica mediacaña y destrozados con el filo del azadón. Trató don Luis de enmendar tal daño con la publicación de un libro curioso llamado Recuerdos de la guaquería en el Quindío, que la historia se encargará de juzgar.

Hallazgos arqueológicos

Entrando, ahora sí, al plano antagónico, el de la ciencia arqueológica, el recuento es interesante. Lo perfilaré con fechas y sucesos destacados. En 1970 dos arqueólogos encuentran un artefacto de piedra usado por los antiguos habitantes del territorio, es a la postre un objeto de más o menos nueve mil años de antigüedad. Los especialistas lo llaman "punta de proyectil".

En tres sitios cercanos a quebradas y ríos se han localizado yacimientos de mil años de antigüedad que se contemplan dentro del denominado arte rupestre, o sea evidencias bien antiguas que consisten en el trabajo de piedras labradas, donde quedaron diseños antropozoomorfos. Esos lugares se conocen como la "Piedra del Indio”, la "Piedra de San José" y la "Piedra de la Familia”. La primera, lamentablemente ya cubierta para siempre por una borrasca en el año 2010.

En el proceso posterremoto, varias tumbas prehispánicas se rescataron. En los contornos del municipio se han realizado otros rescates, lo que ha permitido se conforme un museo arqueológico, donde también se exhibe una muestra Etnográfica de los indígenas embera chami, que viven en su jurisdicción.

Irónicamente, con estos antecedentes, que enriquecen el Atributo del Patrimonio Arqueológico, La Tebaida quedó excluida del Paisaje Cultural Cafetero. Otra paradoja.

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