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Cultura  |  11 marzo de 2022  |  12:36 AM |  Escrito por: Administrador web

El tango en Uruguay – Sexta parte

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JULIO SOSA VENTURINI

Ayer y hoy al compás del tango

Por Darío Tobón Montoya

JULIO SOSA VENTURINI

Nació en la localidad de Las Piedras, departamento de Canelones Uruguay, el 2 de febrero de 1926, murió el 26 de noviembre de 1964 en el sanatorio Anchonera. Creció en un hogar muy humilde, con padre peón rural y madre lavandera. La condición de pobreza de sus progenitores, lo condujo a tener desde niño los más variados oficios. Pero su inteligencia tuvo un desarrollo mayor al que la precaria condición de vida podría suministrarle. Se vio impelido a buscar fuera de su casa una atmosfera favorable. Se dio cuenta muy temprano, que su voz seria la que lo impulsaría. Participaba en todos los lugares donde pudiera ser escuchado.

 A sus escasos 16 años apareció el amor y desposó otra jovencita de su edad. La madurez que fue alcanzando lo llevó a una temprana separación a los 2 años de unión. Por este tiempo una orquesta de la ciudad de La Paz le abrió sus puertas. Era la de Carlos Gilardoni. Pero su ambición iba más allá de ese conjunto provinciano y fijó sus ojos en la capital, Montevideo. Allí estuvo en varias orquestas, las principales, la de Hugo Di Carli, la de Toto D´Amario, y  la de Luis Caruso ; con esta  hizo sus primeras 5 grabaciones en 1948.

Pero al otro lado del Rio de la Plata estaba la capital mayor en el mundo del tango y sin tener definida su meta, hacia allá partió. Fue acogido en una confitería esquinera que no era lo más aceptable para su voz, pero le permitió tener el morfi (comida). Fue escuchado por el letrista, también uruguayo, Raúl Hormaza, quien entendió que esa voz sorprendente solo podría tener acomodo en una gran orquesta. Y así llegó a la de Francini-Pontier, que precisamente estaba buscando un cantor.

En agosto de 1949 se le abrió a Julio Sosa el amplio camino de la fama. Hasta 1953 permaneció al lado de esos músicos. Llega Francisco Rotundo, quien era famoso por ser el director musical que mejor pagaba a los cantantes. Con la orquesta de Rotundo Julio grabó varias placas en Odeón, tales como “Justo el 31”, “Bien bohemio” y “Mala Suerte”. En el año de 1955, al disolverse la pareja de los grandes músicos Pontier y Francini, Sosa importándole más la calidad que el pago, acompañó a Pontier en su nueva orquesta. Con esta orquesta son famosas las grabaciones que se hicieron de los tangos titulados “La Gayola”, “Padrino Pelao”, “Enfundá la Mandolina”, “Tengo miedo”, “Cambalache”, “No te apures Cara Blanca”. En 1958, reincidió en nuevo matrimonio con el que tuvo una hija. Pero no duró mucho esta unión y cayó en brazos de la que fue compañera para el resto de sus días: Susana Beba Merigh.

En los siguientes vínculos podrá disfrutar de dos compilados a color de los éxitos de Julio Sosa:

https://youtu.be/Ja7z66Rutzg

https://youtu.be/mfuL1Ib3-jk

Carátula del libro de poemas de Julio Sosa

En el año de 1960, ya famoso, decidió entrar en el camino de solista y además sorprendió al mundo tanguero con un libro de poemas “Dos horas antes del alba”, el que su título fue premonitorio de la hora del accidente que lo llevó a la muerte. Exactamente a esa hora estrellaba su carro deportivo contra una columna luminosa que defendía un semáforo.

En este vínculo, el lector podrá descargar el PDF del  libro referido:

https://cupdf.com/document/dos-horas-antes-del-alba-julio-sosa-5593dfd3f1725.html

 En ese mismo año descubrió y llevó a la fama al bandoneonista Leopoldo Federico para que dirigiera su orquesta, que resultó ser de suprema calidad. Muchos años después Leopoldo, sin el Varón del tango, se presentó con su orquesta en el teatro Yanuba de la ciudad de Armenia, con lleno completo.

Aquí podrá ver el video de Leopoldo Federico  (en el bandoneón) y su orquesta durante un concierto al aire libre en Buenos Aires:

https://youtu.be/RRZYQYvQ5TY

 

Y en los dos siguientes, sus inigualables versiones del audio de  “La Cumparsita” y el video de “Cambalache”:

https://youtu.be/sv9u_77RjzA

https://youtu.be/T0kTiKCC3UI

Es difícil recoger todos los testimonios acerca de la vida artística de Sosa. Horacio Salas, dice que fue un adelantado. La gente en esos años aciagos para el tango encontró en Sosa el justo intérprete, con voz recia, que se adecuaba tanto a lo dramático como a lo humorístico. Julio llegó al rescate de los viejos valores varoniles. Puso en vigencia añejos tangos de Gardel y de otros cantantes, dándole el justo valor que los oyentes buscaban que tuviera el tango. Para la historia del tango, Sosa llega a la recuperación de esa música y atrae a los jóvenes en un tiempo en el que se encontraban bombardeados por el rock y la nueva ola.

Una anécdota, se dio cuando en la película “Buenas noches Buenos Aires”, dirigida por Hugo del Carril, al lado de la gran artista de teatro, cine y muy buena cantante, Beba Bidart salieron a bailar la milonga “El Firulete”, junto a un grupo de muchachos entregados al ritmo desenfrenado del Twist. Esa demostración hizo que los muchachos aceptaran el baile de la milonga. Este hecho se hizo realidad en la vida. Se dice, que, si no hubiera muerto Sosa, otro destino tendría el tango. Los tangos románticos que cantaba Julio, competían exitosamente con los boleros que estaban en pleno auge.

En este vínculo, fragmento de la película citada:

https://youtu.be/FRjgbpxWqCM

 

Julio Sosa fuera del tango tuvo otra gran pasión: los carros deportivos y la velocidad. Se sabe de 3 vehículos con esas características. 2 primeros terminaros en chatarra y el último fue el causante de su muerte. El testimonio de un policía que presenció el accidente, dijo que el vehículo iba a 120 Km/h. sin embargo su compañera dijo, que antes de chocar su carro había sido tocado por otro vehículo, pero esto no se comprobó. En la madrugada fue el fatal accidente. Duró vivo varias horas, pero expiró el día 26 en la mañana. Desde ese momento la multitud situada en las afueras del hospital lo acompañó. Su cadáver fue llevado a una sala de velación normal, pero la presión de la gente fue de tal naturaleza que lo llevaron al Coliseo de boxeo, Luna Park donde fueron miles los asistentes. En Buenos Aires solo se han dado otras 3 velaciones de esas características multitudinarias: la de Irigoyen, el político radical, la de Carlos Gardel el 6 de febrero de 1936 y la de Evita Duarte de Perón en 1952.

En el siguiente vínculo, un interesante y documentado video recoge diversos momentos de la muerte del cantor:

https://youtu.be/CxgXaJgwopk

 Fuera de la premonición del título de su único libro de poemas, también se dio la casualidad que cantó “La Gayola” en la radio, como último tango de su programa del día 25, que dice: “Pa que, pa que no me falten flores cuando esté dentro del cajón”. En comparación con otros cantantes como Gardel, Charlo, Rivero y Goyeneche, sus grabaciones no son muy numerosas: 15 en RCA, 12 en el sello Pampa, 33 cuando estuvo con Pontier y no muchas con Leopoldo Federico. Sobre su muerte un periodista dijo: “su muerte fue tremenda y llena de matices”.

Salió de una cena de amigos hacia el terrible choque. Sus restos están en el cementerio de su pueblo natal, Las Piedras Uruguay.

 

Armenia, marzo 11 de 2022

 

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