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Cultura  |  28 diciembre de 2021  |  12:00 AM |  Escrito por: Administrador web

Crónica: entre el museo del disco y boleros del dial 102.1 estéreo. (Segunda parte)

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Un texto de Luis Carlos Vélez Barrios. (Crónica polifónica o recorrido de largo aliento).

Ildebrando (que así se llamaba el guía) reiteró su nombre: “sin ache”, continuaba concentrado en preparar el pedido. La charla con Ildebrando dependía de la decisión de los cuatro visitantes de hacer o no el recorrido por el Museo. La fortuna acompañó al trío visitante, porque los cuatro saborearon su café y se marcharon. Como surgido de la nada apareció Juan David, el vigilante de saludo amable, cachucha y botas de caucho, a remplazar en la cafetería a Ildebrando, y permitirle guiar al trío visitante en el recorrido...

Terminada cada tanda por el dial 102.1 de la WFM, la voz de Emilio José y parte de su tema Bolero, que sirve para iniciar y terminar el programa, hace de cortina al estribillo que alternan Camilo y Manrique: “En el bolero,… y la música del amor…”.

Camilo Rodríguez anuncia, lacónico, su tanda musical: Bueno médico le traigo al venezolano Mario Suárez interpretando Noche de amor…; Silvana D´Lorenzo y Los nocturnos, de Roberto Cantoral, La Barca; y Johnny Albino y su Trío San Juan, de Luis Marquetti, Amor que malo eres…”.

Ildebrando tendría escasos veintiséis años; delgado, de melena negra, jean azul con parches y rotos, era estudiante y hacía su pasantía de Biología en la universidad del Quindío. Durante el recorrido se mostraría ágil en sus explicaciones, y sin afanes, demostraría su seguridad al resolver las inquietudes del trío visitante.

Manrique: En 1883 Pepe Sánchez, de profesión sastre en Santiago de Cuba, compone con su guitarra el primer bolero de la historia: Tristeza. Estamos en 2021 y el bolero conserva su sitial de honor en la música de todos los tiempos. No escapan al bolero los intérpretes de los ritmos modernos como el pop, salsa, rock, jazz. De esas voces maravillosas del siglo pasado y comienzos del 21 traemos la voz de Gloria Estefan, que conocimos en Colombia con su Miami Son Machine. La escuchamos interpretando de Jorge Piloto el tema Hablas de mí. Los dúos han sido importantes en la difusión del género, como Los Panchos, Los Tres Diamantes, Los Tres Ases, de México.

En Colombia escuchamos hace poco al Trío Los Isleños. Todos han permitido que el bolero sea romántico, que se lleve en serenata a la persona amada, y por eso permanezca en los grupos y tríos de renombre. Escuchemos un dúo importante de Puerto Rico, El Dúo Pérez Rodríguez, interpretando un tema de Agustín Lara: Piensa en mí; y terminamos con otro ritmo por el cual se dice que Cali es la capital de la salsa, pero los expertos no la consideran un género musical, sino como un movimiento.

Escuchemos la orquesta de Johnny Pacheco, el gran flautista dominicano, que a finales de sus años ya había conformado su grupo musical en Nueva York, un conjunto tipo charanga, es decir, las orquestas donde priman la charanga y el violín; no tanto los instrumentos de viento; tiempo después Pacheco fundó la orquesta Fania All Star, y al principio tuvo en su orquesta un cantante que hizo gran carrera en el movimiento de la salsa: “El conde” Pit Rodríguez, o Pit “El conde” Rodríguez, interpretando del maestro Pedro Flores, de Puerto Rico, una de las muchas canciones que el maestro, no porque fuera enamorado, compuso por encargo y emolumento económico, con nombre de mujer, el titulado Blanca, acompañado por la orquesta de Johnny Pacheco, del movimiento de la salsa.

Una vez salieron de la cafetería Ildebrando y los tres visitantes caminaron por entre la neblina espesa y fría hacia el corredor de chambranas y piso de madera encerada que los llevó al interior de la primera sección del Museo. Antes de abrir la puerta, dijo: Empiezo por comentarles cuál fue el origen del Museo…hace diez y nueve años el doctor Antonio José Manrique viajó a Miami porque debía atender un parto.

Viajo con una semana de antelación, pero el bebé nació antes. Ante esta situación hizo un recorrido turístico y en algún lugar vio un letrero que decía “museo del disco”...Bueno, como para ponerle suspenso, más adelante les seguiré contando la historia del Museo… ahora sigamos…pasemos al primer salón.

El trío empezó a tomar notas; entre ellas, su percepción de que a los extensos pasillos de madera del Museo los envolvía una atmósfera de misterioso silencio, agradable soledad, y expectativa creciente.

Camilo Rodríguez anuncia sus temas:

“Médico, hay dos Contigo, uno de ellos lo interpreta el Trío Los Panchos…

Hay varios contigo…y conmigo también, Camilo (risas)…, interrumpe Manrique.

Traigo en la voz de Los Condes, de la autoría de Claudio Estrada (olvidó el nombre del tema). Y Palabras del cielo, de José Alfredo Jiménez, en la voz de Roberto Ledesma; y en la voz de Nana Mouskori, de Emilio José, Soledad…”.

Después, al terminar el recorrido y abandonar el museo rumbo a Filandia, el trío visitante leería en sus apuntes: “Nos sentimos como en los laberintos de un castillo medieval desconocido y musical; sólo faltó que los fantasmas o duendes de los cantantes salieran al paso a hablar y cantar para nosotros”.

Abierta la puerta, Ildebrando dijo: Bienvenidos a esta sección o primer salón, que podemos llamar de Radiolas y Gramófonos. Llama la atención del visitante este Fischer Price 820. Los primeros se fabricaron en 1982 y digamos que pertenecen a la fábrica del mismo nombre. Por ser de plástico los coleccionistas vieron en él un aparato durable, resistente. Era idóneo para que los niños lo manejaran fácil, puesto que eran los usuarios hacia donde apuntaban los fabricantes para llegar con este producto.

Acá en esta sala se encuentra este piano de 1917, lo utilizo como un elemento en mis labor de guía, porque sirve para el visitante entienda cómo era la música antes de ser grabada, y la época en que las personas adineradas tenían estos pianos para que sus hijos aprendieran a tocar música… Ahora pasemos a la historia del Museo: al principio, el doctor coleccionaba vinilos, pero el día que encontró en Bogotá un fonógrafo de Tomás Alva Edison que tenía más de 100 años, decidió crear por su cuenta el Museo. Es bueno saber que la industria del disco y los aparatos musicales tienen más de 140 años. Al final les hablaré de la diferencia entre discos de pizarra, vinilos y acetato…

Manrique anuncia: “Uno de los ritmos más importante dentro de la música bailable mejicana es el merengue. Ahora tiene un gran representante como Wilfrido Vargas, y gracias a su voz conocemos grandes merengues. Ya había merengues conocidos en los años cincuenta, y orquestas reconocidas como la de Dioris Valladares. Recuerdo de los años sesenta el tema A lo oscuro, un tema famoso de Dioris.

Su orquesta también acompañó a grandes intérpretes portorriqueños como Elliot Romero, que también cantó algunos temas con la Sonora Matancera, como la Cumbia de Buenaventura, y también grabó con esta orquesta el tema Con los brazos abiertos, un bolero que llegó a todos los rincones de América, España, y pertenece a los hermanos Alfredo y Gregorio García Segura, compositores de música clásica, y bandas sonoras para películas.

Son compositores del bolero famoso en la voz de Vicentico Valdés, que conocemos en Colombia, como el titulado Envidia. Escuchemos Con los brazos abiertos, en la voz de Elliot Romero. Sigamos con la canción En mi corazón, tema de comienzos de los años cincuenta, de la cubana Tania Castellanos, que interpreta María Luisa Chorens, hermana de Olga.

Continuemos con otra voz que ha sido importante en Latinoamérica, en España, en el mundo, por sus letras y voz, a uno de los grandes de Argentina, La maleta. Prestemos atención a su letra, en la voz de Alberto Cortés, de los años sesenta…sesenta y cuatro, acompañado por la orquesta de Willy Rubio”.

Estribillo del reconocido programa musical:

Mientras Ildebrando comentaba pormenores acerca de cada aparato sonoro, desfilaron al paso del trío diversos tipos y marcas de radiola del siglo veinte y diferentes años de fabricación, enfilados de lado y apoyados contra la pared blanca con ventanas azules de vidrios y en marcos divididos en rectángulos azul oscuro, que miran al patio a medias oscurecido donde fue construido, como complemento ecológico para descanso de los visitantes del Museo, el Sendero de piedra.

Cada radiola pequeña en su caja o sin ella descansa sobre una repisa de madera fina fijada por soportes con filigranas de hierro. Las radiolas (radio + tocadiscos o tornamesa) tienen su propio mueble diseñado según el fabricante. Por las ventanas polarizadas el patio adquiere el halo de misterio que pasea bajo los árboles que bordean el Sendero encerrado entre las rejas blancas que lo separan del camino que lleva a Filandia. Ildebrando colocó en la radiola de brazo niquelado el disco de 33 revoluciones, dio manivela al aparato y la voz de Wilson Choperena “resucitó”, rompió el silencio a medida que el brazo parecía salirse del plato al ritmo de la Pollera Colorá.

Acto seguido el trío visitante avanzó dos pasos y en otra radiola de mesa y brazo de color naranja, la voz desconocida de una mujer leyó con gracia la fábula del Patito feo. A un lado, la vieja edición de La Alegría de leer Nuestro libro de lectura, del inspector escolar del Valle del Cauca, Evangelista Quintana Rentería.

Uno de los visitantes, que hace años lo busca en las librarías de viejo, se atrevió a preguntar por el valor del emblemático texto pedagógico del siglo pasado: ¿Cuánto vale La Alegría de leer? Ildebrando respondió: Nada del Museo está para la venta. Es otra joya que el doctor aprecia mucho. El aprendió a leer en ella. A mí no me tocó….

Camilo: En la voz de Tony Del Mar, Abnegación; María Elena Sandoval, Cataclismo; Los Pamperos, Ofensa. Médico, me acaban de llegar unos mensajes.

Ahora volvamos a la historia del Museo, dijo Ildebrando. Les decía que al doctor le llamó atención el letrero, y decidió visitarlo al día siguiente; el lugar era una tienda donde vendían discos compactos, que de museo no tenía nada. Entonces pensó que a su regreso se impondría por meta crear un museo real, no una tienda de discos, en Colombia. Desde entonces enfocado en su propósito se dio a la tarea de buscar discos y equipos que reprodujeran música.

Además, es bueno saber que el doctor Manrique viene aquí, escoge los temas para el programa de la FM estéreo, investiga en la biblioteca; toma apuntes sobre el género musical del bolero para ilustrar a los oyentes, y ponerlos en contacto con épocas pasadas de sus vidas por medio de boleros olvidados o poco escuchados.

El doctor Manrique dice: Los compositores más importantes de la música mejicana fueron Armando Manzanero y Agustín Lara, que cubrieron una gran época en la vida musical de Méjico. Lara a partir de los años treinta, y Manzanero a partir de los sesenta; su vida artística se dio a conocer a finales de los años cuarenta cuando estrenó su tema Voy a apagar la luz. A Manzanero le tocó ese cambio, esa fusión entre el bolero, uno de los géneros más importantes, y la balada, que es de finales de los años cincuenta y sesenta; por supuesto que Armando Manzanero tuvo composiciones en ambos géneros.

Vamos a escuchar uno de esos temas en tiempo de bolero, que no se conoce mucho en las emisoras comerciales; se titula Dijiste no; lo escucharemos en la voz de Rolando Laserie. A continuación escucharemos en una de las voces representativas de ésa época de finales de los años cincuenta y a partir de los sesenta, la del famoso Chucho Avellanet , a quien igual que a Manzanero le tocó esa transición del bolero a la balada.

Chucho Avellanet interpretó a finales de los cincuenta muchas baladas y boleros; escuchemos en su voz un tema que igual a Bésame mucho, es uno de los que más versiones se conoce en el mundo entero en distinta voces, compuesto en los cuarenta, en ese París de la Segunda Guerra Mundial: La vida en rosa, de Edith Piaf y Louis Gugliemi, y que cada cantante ha tenido una letra un poco diferente para hacer su propia versión. También la hemos escuchado la voz de Vicentico Valdés, ese representante de la música caribeña, de la música salsa.

Ahora la escucharemos en la voz de Avellanet. Terminemos escuchando al trío más importante y reconocido de México, que grabó música en Japón, Estados Unidos, y que regalaron a cada país un poco de sus canciones en las versiones propias, del Trío Los Panchos: Gil-Navarro-Avilés, el primer grupo conformado en 1943, en Nueva York.

Vamos a escucharlos interpretando un tema de Merceditas Valdés, de Cuba, que aparece como autora y compositora del tema Me voy p´al pueblo. La primera voz de Los Panchos fue Hernando Avilés, puertorriqueño, que más tarde, al retirarse del trío hiciera parte de otro trío mejicano famoso Los Tres Reyes, con los hermanos Gilberto y Raúl Fuente; uno de ellos, Gilberto, considerado el requinto más importante en América… y escuchábamos este tema, de origen cubano, que suena más como del género de la guajira, que es el canto de los campesinos cubanos, y tiene como curiosidad que aparece como compositora Mercedes Valdés, pero parece que su esposo, Marcelino Guerra, es el verdadero compositor y uno de los grandes cultores de la música cubana, le dio este tema a su esposa para que apareciera como su compositora. Antes escuchamos la voz de Chucho Avellanet, interpretando su versión en español, del famoso La vida en rosa”. (Continuará)

Barcelona, Quindío, agosto 24 de 2021

 

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