La belleza de Colombia es indiscutible, su riqueza incalculable, el potencial inimaginable, la tenacidad y capacidad de sus personas es incuestionable, aun así, según el índice de Gini somos el segundo país más desigual de toda América latina, con todo lo que ello conlleva a nivel interno, como lo es la guerra, la corrupción, la megaminería, la deforestación y los diversos factores que hacen qué el punto de la distribución del ingreso sea tan desigual en un país.

La desigualdad no es algo nuevo en Colombia, como en sí lo son la gran mayoría de los problemas internos, tanto es así que hasta cierto punto la fe en el cambio quizás se había perdido, cada uno de nosotros como colombianos nos hemos encasillado en pequeñas burbujas en las cuales tenemos el imaginario de que si no nos afecta a nosotros de forma directa, el problema no existe.

La desigualdad, la guerra, la vulneración de derechos y el acceso a educación pública de calidad, parecen ser problema arraigados a nuestra historia, pero no por ello podemos asumir a los mismos como parte de nuestro futuro, del futuro de nuestros hijos o incluso de nuestros nietos, esa razón es lo que ha llevado a nuestros jóvenes a generar ideas y acciones para el mejoramiento de nuestra sociedad desangrada y sin esperanzas.

La violencia y la muerte es el arma que ha generado el miedo en nuestra sociedad, según información de la Defensoría del Pueblo, entre 2016 y el primer semestre de 2021, un total de 831 líderes sociales fueron asesinados, sólo en lo corrido del año han sido asesinados 152 líderes sociales, hombres, mujeres y jóvenes que luchaban a diario por la ilusión de un mejor país desde cada uno de sus campos de acción.

Los jóvenes son tercos, necios o quizás muy valientes, no quieren desfallecer en la búsqueda del país que todos merecemos, tanto es así que, según datos de la Fundación Mi Sangre (Fundación que lleva 15 años trabajando por el país), más de 32.522 jóvenes han pasado por sus espacios de formación, colaboración y encuentro, jóvenes que tienen compromiso e interés por contribuir a la paz y al crecimiento de Colombia desde diferentes frentes.

La Fundación Mi Sangre, de la mano de las nuevas generaciones ya hace presencia en 22 departamentos y 171 municipios de Colombia con sus proyectos, metodologías y movilizaciones que permiten potenciar las habilidades de los niños, niñas y jóvenes, para que sean ellos y ellas quienes lideren los cambios en sus territorios a través de ciudadanías actividades y la participación en escenarios de toma de decisiones.

Los esfuerzos propios de Fundaciones como Mi Sangre y de los miles de jóvenes líderes sociales de todo el país no son suficientes, es necesario que como sociedad creamos en ellos y les permitamos expresar sus ideas y propuestas de manera propositiva sin que esto signifique un riesgo a su integridad.

El compromiso con el protagonismo de los y las jóvenes en la construcción de paz y con la defensa de las vidas de quienes hayan tomado la decisión de liderar diferentes causas para sus comunidades y ser autores del cambio es total, es por ese motivo que la Fundación Mi Sangre en alianza con la Corporación Región y gracias al apoyo de la Embajada de Alemania, lleva a cabo el proyecto “Jóvenes Liderando el Cambio”. Una apuesta para fortalecer a 118 jóvenes en cinco ciudades de Colombia (Cartagena, Medellín, Apartadó, Cali y Bogotá) a través de un programa de capacitación integral para fortalecer su liderazgo con formaciones, herramientas y conocimientos en derechos humanos, movilización e impacto, autoprotección y vías de denuncia de amenazas y otros peligros a su integridad o vida.