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Cultura  |  04 noviembre de 2021  |  08:14 AM |  Escrito por: Edición web

Osvaldo Pugliese, "Chicharrita"

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Ayer y hoy al compás del tango

Por Darío Tobón Montoya

En el segundo quinquenio de los años 40, correspondiente a mis años finales de bachillerato en el Instituto Universitario de Manizales, en las rocolas de los cafés del centro de esa ciudad, comenzó a sonar un tango que yo inmediatamente catalogué como cantinero, pero de un nivel musical diferente y mayor al que yo oía en la música de las cantinas y cafés de mi pueblo. Se trataba del tango “El Encopao”, de Dizeo en la letra y música de Pugliese. Yo, reconociendo la calidad de la letra y de la música, comencé a aficionarme a dicha obra. En el concierto de homenaje que se dio en el teatro Colón de Buenos Aires, el mayor teatro de ópera del mundo y uno de los máximos templos universales de la música clásica, el día 26 de diciembre de 1985, días después de haber cumplido 80 años Pugliese, cumpliéndose el anhelo de sus seguidores, que desde los años 40 gritaban durante sus presentaciones: ¡Al Colón! ¡Al Colón ¡… fue invitado con su orquesta a ese templo de la música. Allí se tocó “El Encopao”.

Cuento un hecho simpático: su madre, una humilde mujer como él lo reconoció, que adoraba, se paraba en la puerta de su estudio y le gritaba ¡Al Colón ¡¡ Al Colón ¡ y retornaba sus quehaceres domésticos. El mayor reconocimiento que se le hace en Argentina a un artista clásico o popular, especialmente tanguero, es invitarlo a presentarse en el Teatro Colón.

Pugliese y Roberto Goyeneche

En el año de 1936, se afilia Pugliese al partido Comunista. Es un agnóstico, santificado por sus admiradores, que tuvo una vida libre de toda sospecha. Un simple trabajador del tango como se definía, fiel siempre a sus convicciones estéticas y a sus valores éticos, siempre más allá de todo provecho personal. Un convencido de la necesidad de justicia, a costa de su propio peculio y de su libertad. Así lo definen en un libro, suplemento del diario El Clarín 2005, donde también se dice que era venerado por los músicos que veían en él un maestro del arte y de la vida. Le importaba más el bienestar económico de sus músicos que el propio. En su costumbre inveterada de hacer largas caminatas por las calles periféricas de Buenos Aires, siempre encontraba el obrero, el hambriento, el desamparado que requerían sus palabras de aliento y su mano generosa. El nacionalismo de Pugliese, manifestado con lo ya dicho no se oponía al nacionalismo que pregonaba el gobierno peronista, demagógico y engreído. Pero el gobierno de Perón puso toda su inquina, y su poderío contra Pugliese. Sus recorridos con su orquesta en los barrios populares eran seguidos por fuerzas policiales. Varias veces del tablado de los clubes deportivos de barrio, fue sacado a empellones para ser conducido a un calabozo.

En un pequeño parque, de un humilde barrio obrero periférico de Buenos Aires, descienden del colectivo, que lo comunica con el Centro, un grupo de hombres jóvenes, todos con el mismo uniforme y portando cada uno con un instrumento musical de tango. Más tarde llega a ese lugar un modesto carro y de él descienden un hombre mayor, de larga y afilada nariz, sobre la que cabalgan anteojos de gruesos vidrios, acompañado de otro uniformado joven. Son Osvaldo Pugliese y su cantante Alberto Morán. Los músicos, en formación casi militar los aguardan. Y emprenden caminata por la calle principal, llenos sus andenes de ansiosos curiosos que gritan: unos ¡Al Colón! ¡Al Colón ¡… y otros El Abrojito, El Abrojito, el éxito cantable de Morán que al lado de Pugliese, preceden la larga caminata hasta el Club Deportivo, ya colmado de espectadores, donde interpretan la música solicitada y los temas característicos de Pugliese. Cuando termina la intervención de la orquesta de, se reúnen todos los músicos en un boliche y allí se reparte lo poco o mucho de dinero que se haya recolectado. Este imaginario relato está basado en hechos reales. A Pugliese, víctima de brutal censura, cerrados la radio, la tv y los sitios públicos para él, le obligaban a difundir su música en los barrios orilleros, donde era acogido estrepitosamente. Esta persecución fue intensa en el primer cuatrienio del régimen Peronista, pero siguió después del derrocamiento de Perón. Los años negros fueron de 1946 a 1955. Era evidente la inquina de la pareja presidencial de Juan Domingo y Eva Perón contra el músico. La razón: ellos propiciaban un nacionalismo dentro de los parámetros de su partido. Pugliese ejercía otro nacionalismo, el de servicio que comenzaba con su propia orquesta y se trasmitía a muchos necesitados, pero no era como las limosnas que repartía Evita, sino como un apoyo completo. Creo que Perón envidiaba a ese músico que, sin falsas promesas, atraía multitudes que lo vitoreaban. Era perseguido no tanto por su ideología marxista, sino por su rotundo antifascismo.

Muchas veces estuvo encarcelado Pugliese. La más larga reclusión fue de 6 meses entre 1954 a 1955. En estas ausencias se manifestaba la lealtad de sus músicos. Nunca lo reemplazaron en el piano. El piano lo ponían bien visible, cubierto de claveles rojos. Un reconocimiento reciente a este suceso, lo hizo el gran bandoneonista y compositor holandés Carol Kraayenhof, él mismo que en la boda del rey Guillermo con Máxima, una plebeya argentina, hija de militar represor en la última dictadura, tocó en la ceremonia nupcial Adiós nonino, noticia que recorrió el mundo. Este músico, escribió el tango Clavel Rojo en honor a Pugliese y formó en 1987 el Sexteto Canyengue, para tocar composiciones propias y de argentinos, al estilo Pugliese. En la última década del siglo XX, hubo en la Argentina un renacer de la orquesta Típica, desaparecida casi totalmente en la gran crisis del tango iniciada en los años 60. La única típica grande que sobrevivía era la de Chicharrita. Basados en las palabras que Pugliese dijo en el homenaje del Teatro Colón: que él solo era un poroto o un tornillo en la maquina tanguera, surgió el movimiento creador de típicas, que llamaron La Máquina Tanguera. La primera orquesta fue El Arranque luego la Fernández Fierro y después decenas más. Pretendían recobrar el modo interpretativo de las grandes orquestas de los 40. Pero el estilo que predominó acogido por las 2 primeras, fue el de Pugliese, que ha contagiado a los conjuntos tangueros europeos y japoneses y muchas orquestas argentinas actuales.

En este vínculo puede apreciar el histórico concierto de Pugliese en El Colón de Buenos Aires, con su tango “Recuerdo”

Continuará…

Armenia, noviembre 5 de 2021

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