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Columnistas  |  24 julio de 2021  |  12:00 AM |  Escrito por: Sami Guevlez

¿De Honorables Militares a Mercenarios Internacionales?

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Sami Guevlez

Mano de obra tipo exportación...

Por Sandra Guerrero

Los altos estándares de formación que tiene los hombres y mujeres de las Fuerzas Militares y de Policía, la experiencia combativa forjada en más de 40 años de conflicto interno, la capacidad instalada para el desarrollo de operaciones híbridas, (terrestres, aérea y anfibias) e interagenciales y el bajo costo de mano de obra tipo exportación, hacen del personal colombiano, una producto excelso objeto de necesidad para cualquier empresa de seguridad internacional que desarrolle operaciones de seguridad y defensa, custodio y control territorial.

La noticia del asesinato del presidente de Haití, Jovenel Moise, durante un asalto a su residencia, ubicada en el barrio del Pelegrin en Puerto Principe, en la madrugada del pasado 7 de julio, a manos de un comando de mercenarios colombianos dio la vuelta al mundo, dejando a militares, políticos, periodistas y población en general atónitos, no solo por el impacto de la noticia sino por le hecho de saber que Colombia ocupaba de nuevo titulares internacionales, pero esta vez por un entramado que incluía venganza, poder, militares retirados, armas, muertos, sobornos, blanqueo de capitales para financiar la operación y hasta un ritual vudú.

La génesis de la muerte de Jovenel Moise:

Tres hechos importantes despiertan los ánimos de opositores políticos y antiguos aliados de Mosie deseosos de venganza, primero, la decisión dictatorial que al mejor estilo de cualquier dictador del siglo XX impone disolver el congreso y “avanzar” en su gobierno a punta de estatutos y decretos, segundo durante el 2018 y 2019 más de 115 líderes políticos y periodistas que denunciaron su pésima gestión de lo público y actos de corrupción fueron perseguidos políticamente dando como resultado el arresto de muchos de ellos, tercero, no permitió la convocatoria de nuevas elecciones gubernamentales, las cuales debían realizarse este 2021 asegurándose así un año más de su mandando.

La Operación:

La operación de asalto fue realizada a las 2:00 a.m. de la madrugada por un grupo de 28 personas, 26 colombianos y 2 Haitianos-Estadunidenses, quienes aduciendo una operación del buró de Administración para el Control de Drogas, DEA, ingresaron al que sería su teatro de operaciones y en cuestión de minutos tomaron control territorial de los 7600, metros cuadrados, área que tiene la casa presidencial y en la que se ejecutaría el macabro plan de tortura que buscaba según primeras versiones la renuncia de facto del presidente y que concluyó en su asesinato y herida de gravedad de su esposa Martin Moise.

Los mercenarios estaban dotados de armas tipo; Galin SAR “Corto” (conocido en Israel como Glilón), Radio Teléfonos profesional Baobeng UV-82, armas de corto alcance tipo Pietro Bereta 9MM, Rifle de asalto con lanzagranadas M203, granadas de humo, aturdimiento y de mano, machetes, cuchillos de combate Annack, más de 20 smarthphone, macetas octogonales de 3, 12 y 25 libras, explosivos tipo pentolita, chalecos antibalas, cascos kevlar y abundante material de intendencia.

El Equipo:

conformación del equipo estuvo a cargo Duverney Capador, ex militar que llegó al grado de sargento viceprimero en la institución castrense. A través de contactos y experiencia en la milicia logró reclutar un grupo de base de 80 hombres que llegó crecer hasta los 400, el 27 de mayo creó el grupo de WhatsApp denominando “Esfuerzo Principal” allí, daba directrices sobre el tipo de profesionales militares que necesitaba para la misión, Tiradores de Alta Precisión, TAP, agentes de inteligencia y profesionales especializados en radio y comunicaciones, personal experto en acción directa, combate cercano, reconocimiento especial, puntero y contrapunteo, vigilancia y seguimiento, eran los requisitos necesarios para hacer parte del grupo de profesionales que sin darse cuenta pasaría según lo cuenta la historia de honorables militares a mercenarios internacionales.

El Gancho Ciego:

Conformar un selecto equipo de profesionales expertos en doctrina militar y técnicas de combate era el lema bajo el cual se estructuraría el grupo de trabajo contratado por la empresa internacional CTU Security, domiciliada en Miami, EE.UU y gerenciada por el venezolano Emmanuel Intraigo Valera, quien según información previa, gustaba mucho de la experiencia combativa y arrojo del militar colombiano, razón por la cual se decidió contratar a este personal.

Los ex militares reclutados veían en la oferta laboral, una oportunidad de expandir sus fronteras y asegurar un futuro económico para ellos y su familia, ya que la asignación de retiro en promedio de un militar, si es soldado profesional es de $1.200.000, el de un suboficial de $2.700.000 y de un oficial en promedio de $3.600.000.

Los ex militares fueron contratados so pretexto de prestar seguridad a un alto dignatario del país caribeño, es decir serían escoltas, jamás asesinos a sueldo.

Seguridad global y mano de obra tipo exportación:

Los recientes hechos nos dejan varias conclusiones que se pueden leer a simple vista:

La privatización de la seguridad y especial en el cono sur global es un fenómeno cada vez más recurrente, notorio e importante.

El magnicidio de Jovenel Moise confirma y posiciona de Colombia como país proveedor en servicios de seguridad por su mano de obra altamente calificada y de bajos costo de adquisición.

Los trataos bilaterales e internacionales en materia de seguridad firmados por Colombia en los cuales el país a brindado asistencia militar y policial son la mejor vitrina de venta de servicios que tenemos, ya que sobre la práctica real se conocen los altos estándares de calidad y efectividad.

La contratación privada de comandos mercenarios para atacar gobiernos y desestabilizar países es una tendencia regional que empieza a estar implantada en cono americano y el caribe.

Efectos:

La muerte de Jovenel Moise deja un nuevo vacío de poder en Haití, un país prácticamente ingobernable.

La imagen de Colombia queda manchada y su posición en el ámbito internacional queda comprometida, pues no se entiende como teniendo una de las mejores Policías y unidades de inteligencia del hemisferio, no existiera información alguna del plan.

Varias operaciones paramilitares en Afganistán, Irak, Emiratos Árabes Unidos, o Yemen se llevaron a cabo con mercenarios colombianos, exponiendo a la luz pública una vez el lucrativo mercado de seguridad y dejando como sello de garantía el éxito de las operaciones.

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