• VIERNES,  03 MAYO DE 2024

Cultura  |  25 abril de 2021  |  12:28 AM |  Escrito por: Administrador web

Cuento: Analogía siniestra a la diestra

0 Comentarios

Imagen noticia

Este texto es inédito y se publica con autorización de la familia del escritor y poeta Gustavo Rubio, fallecido en el año 2020.

Al otro lado de la puerta, en el salón de ceremonias, distantes de los invitados bailan los jóvenes, ambos discípulos de Apolo, el Dios de la apariencia y el sueño; bailan al son del bolero de Ravel, dieciocho movimientos imperceptibles que ellos dibujan con sus pasos y mezclan las caricias con risas de complicidad y rubores maliciosos, luego, caminan hacia los otros que no los observan, se sienta cada uno al lado de sus padres y amigos, sonríen caprichosamente, bajan los ojos ante la mirada de los ancianos provocadores, quieren amarlos esa noche de exhibición sin que cuenten las réplicas, los jóvenes son la carne del festín y la sangre de los antropófagos, por ello, han invitado a los más selectos por su belleza al baile de los elegidos, allí les adornarán las sienes con coronas de laurel y los admirarán desnudos, entonces los más viejos y de acuerdo a sus gustos sexuales, llevarán en sus brazos al joven de sus ambiciones, no importa el sexo dicen las reglas, lo que vale es la aberración predominante en cada uno, y así, pronto no quedan en el gran salón sino las sobras de los eunucos y las plañideras de la muerte, no quedan más que las botas de dos generales y sus soles tirados encima de los pantalones y camisas blancas, los generales duermen con el joven de sus deseos y los demás invitados, gentes de la mansión, hacen igual cosa y se preparan con vinos importados a la enésima conferencia por el destino de sus súbditos, todo calculado, las cartas en cada mano, y en la otra un muslo de joven dócil a la caricia.

Ella prefería filosofías sin adobos y silogismos que convirtieran apenas las verdades necesarias como para dejar la constancia, en casa, de que el dinero que le mandaban sus padres era justamente gastado, él, un hombre de cuarenta y cinco años, calvo de lógica, sazonado durante veintitantos años en los oficios de la razón y en la dialéctica de emborronar con nieblas los resultados del costo de la vida, los asesinatos de muertos de hambre, de vagos, menesterosos, fumadores de opio y demás adictividades, lo mismo que en la trabazón de datos de deudas externas señaladas con tintas negras y enviadas al computador para que murieran de exactitud estatal.

Hay un hombre que arenga muchedumbres, deshace entuertos, clava litigios, es un quijote, habla de los pobres súbditos como si fueran los salvadores del no sé qué reino, muchos le creen y le siguen por donde vaya el caudillo, éste vestido a la moda y perfumado con las mejores yerbas del reino, hace aclaraciones de mal gusto para sus oponentes, ha estudiado de lejos los problemas, dicen los entendidos, tiene fórmulas y tiene la palabra.

Deciden por unanimidad de votos voltear las suertes, acomodar la revolución que viene a la revolución de sus intereses, se aconsejan los remedios en grupos donde los jóvenes los masturban hinchados, en posiciones de desventurada servidumbre que ni las putas mismas. Coinciden en dividir el reino, los buenos por un lado, los malos por el otro, encienden las llamas.

El caudillo cae una tarde asesinado, los buenos atacan a los malos y cada grupo acusa al otro de la muerte partidaria, hay saqueo, ruina, muerte, la gente deja abandonadas sus propiedades y todo es exacto a la hora convenida, los planes se cumplen, hay risas y nuevas bacanal es se inician para los viejos de siempre, pero la muerte no los ronda a ellos, cosa extraña, se lavan las manos desde periódicos naturales y todo queda explicado.

Ella lo ha seducido por fin, él la presiente desmayada en sus brazos racionales, a plena luz de la razón la desviste gimiendo a los dioses de la soledad un veneno que la drogue, ella comprende que el calvo no la ama y opta por leer Corín Tellado muriéndose de lágrimas, pero ocurre lo que el calvo no sabía que podía ocurrirle, se enamora, y enamorado luce los delirios que lo harán palidecer de espanto en las mañanas de su amor prematuro, envejece de dolor que todo amor produce, bebe noches enteras sintiendo que el corazón le hierve, bebe para olvidar que está enamorado, no acepta que un hombre pueda sentir esas vainas, enloquece de misterio, deja las clases en la universidad, toma vacaciones para siempre al lado de Robinsón Crusoe, asiste a las jornadas de brujas para desafiar el mal, y nada, sólo consigue volver a los brazos de la muchacha, derrotado y maltrecho a pedirle perdón por tanta duda y pérdida de tiempo.

Se reparten las tierras, capitales, y muertos los viejos, unen sus mentiras y fundan nuevas modalidades de concierto, serán unos cuantos años dividiéndose las responsabilidades del reino, pelearán por la paz, harán reformas que los ayuden a consolidar lo conquistado y a aumentarlo, aman a los jóvenes por eso mismo con desenfreno, les enseñan las artes marciales del amor, la educación física del cuerpo sano mente sana, ahí les dejan proyectos de educación y universidades a distancia, arman la informática para el bien de todos y acuden en pleno a la elección de alcaldes, los jóvenes del reino se masturban de aburrimiento masturbándolos, los nuevos viejos siguen con sus órdenes de nada confundiéndolo todo, a la diestra sus muertes y sus orgías de barro, un conejo y una mano.

La pareja ha decidido casarse un viernes usado.

PUBLICIDAD

Comenta esta noticia

©2024 elquindiano.com todos los derechos reservados
Diseño y Desarrollo: logo Rhiss.net