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Cultura  |  27 diciembre de 2020  |  12:00 AM |  Escrito por: Edición web

XXIV. NOTAS DE LA PESTE: Si hay rebrote volveremos a confinarnos

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Si hay rebrote volveremos a confinarnos

Enrique Barros Vélez

Ante el naufragio que padecemos seguiré recapitulando las privaciones que hemos soportado en nuestro obstinado empeño por sobrevivir a la peste. Con anterioridad mencioné los períodos de cuarentena y las excepciones del “pico y cédula”. Ahora me referiré al toque de queda y a la ley seca que hemos acatado a pesar de que restringen nuestras libertades. Y, de paso, mencionaré los crecientes reportes de contagio.

El toque de queda nocturno en los municipios empezó a regir desde el 16 de marzo, de lunes a viernes (de 09:0 p.m. a 05:0 a.m.) y los sábados, domingos y festivos se amplió una hora (de 08:0 p.m. a 05:0 a.m.), incluyendo la prohibición de consumir bebidas embriagantes en espacios abiertos o en establecimientos de comercio. Luego éste fue ampliado para el puente de marzo (desde las 02:0 p. m. del sábado 21 hasta las 06:0 a.m. del martes 24) y para los 2 puentes sucesivos del mes de agosto. El decreto 254 estableció medidas desde el 1 de agosto hasta el 1 de septiembre de 2020 (día en que quedaron suspendidas todas las restricciones). El transporte intermunicipal tuvo todos los días de la semana, y los festivos, los mismos horarios del toque de queda. Y se estableció la ley seca para los fines de semana (desde las 06:0 p.m. del viernes hasta las 06:0 a.m. del lunes). Para los puentes festivos fue ampliada (desde las 06:0 am del día inicial hasta las 06:0 am del día posterior al puente).

Esta cantidad de restricciones fueron exacerbando el malestar y el miedo que sirven de sustento a la reclusión residencial. En el edificio donde vivo estuvieron prohibidas, durante varios meses, las visitas de cualquier tipo, el ingreso de las empleadas del servicio doméstico (gracias ello aprendí a cocinar) y de los domicilios (había que bajar a recibirlos por la ventanilla de la puerta de ingreso). Afortunadamente excluyeron a los técnicos de aparatos domésticos (lo que nos salvó de que, en caso de un daño, tuviéramos que lavar la ropa a mano, bañarnos con agua fría, no tener televisión disponible, ni contar con internet, lo cual hoy en día equivale a estar enterrado vivo). Además, no podíamos ejercitarnos en las áreas comunes, o en los parqueaderos, ni dejar de llevar puesto el tapabocas fuera del apartamento. Tampoco compartir el ascensor con otra persona, ni tocar los botones sin tener guantes. En la recepción debíamos desinfectarnos las manos al salir y las manos y los zapatos al regresar. Y portar un frasquito de alcohol, en aerosol, para desinfectarnos constantemente y así cumplir a cabalidad con las medidas preventivas.

El supermercado cercano solo admitía el ingreso de una persona por núcleo familiar. Y un encargado le exigía el uso del tapabocas, el cumplimiento del “pico y cédula”, la desinfección al ingresar y le advertía que debía circular entre grupos pequeños, sin acercarse menos de un metro. A pesar de estas medidas no fue posible evitar el aumento diario de los contagios. El Ministerio de Salud y Protección Social, entre el 13 de marzo y el 17 de octubre, reportó unas aterradoras cifras departamentales: marzo (6), abril (51), mayo (112), junio (177), julio (303), agosto (1.405), septiembre (3.814) y hasta el 17 de octubre teníamos 7.195 personas infectadas. Solamente en Armenia tenemos 5.068 casos. Hasta el momento han fallecido 182 personas y entre el personal de la salud hay 367 infectados. Y en la proyección del pico, para mediados de noviembre y diciembre, podríamos tener cerca de 12 mil personas contagiadas. Esto podría originar el regreso de medidas drásticas, como el confinamiento unido a las anteriores restricciones. Por eso debemos cuidar nuestra propia vida, pues así también estaremos protegiendo la de los demás. Aunque, por desgracia, los indisciplinados aún no atienden este llamado urgente para protegernos todos…

Octubre 18 de 2020

Nota: estas menciones de decretos y fechas son un poco antipáticas, pero deben recapitularse como testimonios de las limitaciones gubernamentales que nos impuso la pandemia. Serán datos que podrán consultarse a futuro…

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