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Cultura  |  05 octubre de 2020  |  12:00 AM |  Escrito por: Edición web

AGATHA CHRISTIE: MISTERIO Y SUSPENSO EN LA LITERATURA

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Por Gloria Chávez Vásquez

En 2013, seiscientos miembros de la Asociación de Escritores de Novelas de Crimen eligieron El asesinato de Roger Ackroyd como la mejor novela del género, de todos los tiempos. Su autora, Agatha Christie, figura en El Libro Guinness de Récords por sus más de dos mil millones de libros vendidos, ocupando el tercer puesto, después de la Biblia y Shakespeare. Su libro Diez negritos es la novela más vendida en la historia.​ Encabeza además, la lista del Index Translationum con la traducción de sus obras a 103 idiomas.

La reina del suspenso y arquetipo del misterio británico, fue la escritora más popular del siglo XX, pero dejó suficientes enigmas por resolver a sus detectives, Hércules Poirot, Miss Marple y Tommy y Tuppence Beresford; incógnitas que se hubieran añadido a las 66 novelas policiales 17 obras de teatro y a sus 14 colecciones de cuentos.

Quizás el mayor de esos misterios fue su desaparición de 11 días, en diciembre de 1926. De ese episodio se han escrito ya varias versiones y adaptaciones para el cine, tratando de explicar lo que los médicos ahora conocen como una “fuga psicogénica” o pérdida temporal de la memoria. Se presume que tuvo un colapso nervioso debido a la muerte de su madre y a la infidelidad de su marido, del cual se divorció dos años más tarde. Lo que sí es cierto, es que su breve reclusión en un spa inglés, partió en dos la vida de la novelista. En ese lapso viajó a Islas Canarias con su única hija, Rosalind y allí escribió El Misterio del Tren Azul (1928).

Agatha Marie Clarisse Miller, (1890-1976) nació en Torquay, Devon, Inglaterra. Hija de un estadounidense y una irlandesa, utilizó inicialmente el seudónimo de Mary Westmacott para escribir poesías, cuentos y novelas románticas; el éxito de sus libros la animó a usar su nombre, conservando el apellido de su primer marido Archivald Christie, un aviador de la RAF. La novela en la que introduce al detective Belga Hércules Poirot es El misterioso Caso de Styles (1920). El detective está inspirado en el Sherlock Holmes de Arthur Conan Doyle de quien era gran admiradora y con quien compartió su gusto por el espiritismo y lo paranormal. Tommy and Tuppence debutan en El adversario secreto en 1922; Miss Marple, la genial investigadora de crímenes locales, aparece por primera vez en Muerte en la Vicaría (1930).

La tercera de tres hijos, Agatha tuvo una infancia feliz, aunque solitaria. Sus padres, ambos cultos y ávidos lectores, le dieron una educación privada. A la muerte de su progenitor, Agatha fue enviada a estudiar a Paris. De joven trabajó como enfermera en un hospital local atendiendo a los heridos en la primera guerra mundial. Fue allí que estudió la ciencia de los venenos en la cual se hizo experta y luego utilizó tan maravillosamente en sus historias.

Su matrimonio en 1930 con el arqueólogo Max Mallowan (1904-1978) le aportó la estabilidad emocional necesaria para crear y escribir. Explicando su afinidad por el trabajo de su marido, Christie escribió: “El atractivo del pasado vino a mí para aferrarse. Para ver una daga lentamente apareciendo, con su resplandor de oro, a través de la arena. El cuidado al levantar potes y objetos de la tierra me llena de un anhelo de ser arqueóloga por mi cuenta”.

Con Max viajó por el Mediterráneo y el Medio Oriente y fue durante ese tiempo que sus obras, adaptadas al cine, la convirtieron en icono de la literatura mundial: Asesinato en el Oriente Express (1934), Muerte en el Nilo (1936), Asesinato en Mesopotamia (1936), Cita con la Muerte (1938). En múltiples entrevistas de la época, declaraba sus gustos y preferencias: Le gustaba el sol, el mar, las flores, viajar, las comidas exóticas, los deportes, el teatro, los conciertos, el piano y tejer. Detestaba las multitudes, el exceso de ruido, el sabor del alcohol, los fumadores, los gramófonos y el cine. Le encantaba la jardinería.

De 17 piezas de teatro que escribió Agatha Christie, la más duradera, La ratonera, iba en camino a las 30.000 representaciones en el teatro St. Martin del West End de Londres, cuando llegó el Covid19. La obra, representada continuamente desde 1952, se suspendió indefinidamente, el 26 de marzo de 2020. Otra de sus obras teatrales, Testigo de cargo, fue llevada a la pantalla con Charles Laughton, Marlene Dietrich y Tyrone Powers, en 1957.

Una de sus facetas menos conocidas fue la poesía, género al que se dedicó en sus años de adolescencia y juventud. Su primera colección de poemas y baladas, El camino de los sueños, (1924); la segunda publicada en 1973 en dos secciones, una con versos, y otra con composiciones centradas en lugares que Christie había visitado, la nostalgia por la infancia, el arte y la belleza. ​

Mathew Prichard, el único nieto de Christie, y a quien Agatha obsequió los derechos de La Ratonera en un cumpleaños, fundó la compañía Agatha Christie Limited en 1955, para preservar los derechos de las publicaciones de su abuela. En la actualidad Acorn, una productora y distribuidora de televisión y cine es la firma propietaria de esos derechos que incluyen las series televisivas y cinematográficas de los personajes de Christie: Poirot, Miss Marple y Tommy y Tuppence Bereford. El resto de la fortuna de la escritora, fue a la Fundación que estableció en 1969 The Agatha Christie Trust For Children y después de su fallecimiento se estableció un fondo en su memoria para ayudar a los ancianos.

Siguiendo las pautas de Christie, toda una generación de autores se han dedicado al llamado Cozy crime. El Cozy (cómodo) es un género que elude el sexo y la violencia gráficos en el escenario de la investigación de un crimen; es una decisión que muchos televidentes y cineastas ven como un código de decencia en el entretenimiento. Prichard desdeña el término porque subestima la importancia de la sicología de los personajes. Señala que los motivos que conducen a la gente a cometer un crimen es el foco en los relatos de Agatha Christie. La aparición de un cadáver significa el empleo de los talentos y astucia del investigador. Un crimen es un acertijo, un nudo, un jeroglífico por resolver. El director Alfred Hitchcock fue el primero en darse cuenta del atractivo que las historias de Christie tenían para el público. Desde entonces sus películas utilizaron la fórmula AC.

Hay quien dice que Agatha hubiera podido cometer el crimen perfecto; pero en cambio puso su inteligencia, conocimiento y perspicacia al servicio de sus lectores. La escritora inglesa Margery Allingham (1904-1966) dijo en 1950 que Christie había entretenido a «más personas durante más horas a la vez que cualquier otro escritor de su generación». Raymond Chandler (1888-1959), el famoso escritor estadounidense de novelas de crimen, criticó la “superficialidad” de sus personajes. Un obituario aparecido en un diario español a raíz del fallecimiento de Agatha Christie en 1976, decía que “pese a todas las críticas posibles, la obra de la prototípica dama del crimen tiene virtudes clamorosas: la armonía general del relato y el gusto por el juego cerebral”.​

La razón de la popularidad de las novelas de Agatha Christie no es un misterio sin embargo. Sus relatos son amenos y sus tramas están dirigidas a ejercitar el intelecto. Su narrativa directa se ajusta al reto de pensar y solucionar sin los estorbos de un lenguaje floreado, y por ese motivo engancha desde un principio al lector.

“Con Agatha Christie estamos lidiando… no solo con una figura literaria sino con un fenómeno cultural al estilo de la Barbie o los Beatles”. Joan Acocella, crítica literaria en la Revista The New Yorker.

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