Chayo, un perdedor al que todo le sale de mal en peor es el líder del robo. Le sigue en orden de importancia su socio, Molina o mejor conocido como el abogado, que parece más inteligente y calculador. Antes eran los mejores amigos pero una vuelta les salió mal y ese pasado con consecuencias nefastas aún los persigue.

Ambos están unidos por una carrera delictiva de atracos y robos de medio monto, caracterizados por que no hay violencia, al menos no con heridos o muertos a bordo.

Un día a Chayo alguien le tiró el dato de que hay otro alguien que conoce a un alguien que sabe cosas sobre un dinero grande que puede ser robado fácilmente. Como el presente no le pinta bien a Chayo, ya que tiene deudas grandes con gente peligrosa y una vida que presumir de estrato muy alto, comienza la búsqueda no solo de esa información, sino del patrocinio en dinero y el equipo para alcanzar su gran meta. Por ahí ya tiene problemas de sobra.

En ese camino delicado en el que debe ser prudente los conflictos no dan espera y deberán ser sorteados hábilmente uno a uno por todos los integrantes de la banda, antes, durante y después del robo, y que aunque con poco tiempo de planear el asalto, todos tienen la ambición de perpetrarlo y el monto que los motiva no es para menos: $24 mil millones de pesos del Banco de la República de Valledupar, aunque en su momento la cifra exacta no la conocían en detalle y pensaban que eran $8 mil millones.

Esta miniserie no es basada en la reconocida serie española La Casa de Papel, como muchos piensan, ni es una copia barata escrita por guionistas poco originales. No. Esta trama es mucho mejor porque fue real y ocurrió en Colombia, y el robo fue tan grande que obligó a que se tuvieran que cambiar las denominaciones y billetes de mayor monto de esa época. Pero eso era lo de menos. La Fiscalía hizo una búsqueda exhaustiva por años para encontrar a los responsables y pudo dar solo con el paradero de algunos miembros al igual que una parte del dinero. No es spoiler decir esto último.

Pero entre todas las cosas buenas que tiene esta historia y que se pueden encontrar en periódicos de ese tiempo o que muchos colombianos ya mayores la recuerdan porque fue parte de la agenda noticiosa por años, está no solo el buen guion, escrito de forma muy equilibrada y dosificado para mantenernos pegados a la silla, sino también la acertada dirección y el manejo del arte, al igual que las magistrales actuaciones que se harán inolvidables con el tiempo encabezadas por Andrés Parra y Christian Tappán como protagonistas, acompañados en el reparto por Marcela Benjumea, Katherine Vélez, Juan Sebastián Calero, Ramses Ramos, Paula Castaño, María Camila Zea, Alberto Cardeño y Waldo Urrego.

En el Robo del Siglo igualmente la música, desde los clásicos del rock y el vallenato, juega un papel vital, ya que sirve como elemento nostálgico de una época inolvidable para una generación y a su vez refuerza la escenografía noventera que millenials sabrán entender y disfrutar.

En definitiva, El Robo del Siglo es una miniserie de 6 capítulos estupenda por todo y más. Cada episodio es un sufrimiento en el que se empatiza con los personajes para que logren sus metas, aunque no sean las correctas, algo que de entrada deja ver el buen nivel de la escritura del guion, la dirección y las actuaciones, y aunque los que conocen el verdadero final saben qué sucedió, aun así quieren quedarse para saber el cómo fue. Obvio que muchos de los acontecimientos y personajes fueron modificados por motivos de la trama y darle más suspenso.

La pueden ver como una producción original en Netflix.
Trailer: