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Colombia  |  25 agosto de 2020  |  12:00 AM |  Escrito por: Edición web

El campo resiste ante la caída de la economía

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Por Jaime Alberto Rendón Acevedo

Director Centro de Estudios e Investigaciones Rurales. Universidad de La Salle

El Covid, pero en particular el confinamiento está llevando a la economía a situaciones jamás imaginadas. Para el segundo trimestre de 2020 la economía colombiana decreció un 15.7% y las diferentes estimaciones para el cierre del año esperan que la caída del Producto Interno Bruto (PIB) sea entre el 5.5% y el 8%. Ni siquiera en la crisis de 1999 el país experimentó una caída tan abrupta de su aparato productivo. Esto está atado al aumento del desempleo que para el total del país fue a junio del 19.8% y para las 13 principales ciudades del 24.9%, en momentos donde las apuestas de política era bajarlo nuevamente a un dígito; así mismo, va de la mano del cierre y reorganización de empresas que, de acuerdo con la Superintendencia de Sociedades, podrían llegar a ser 5.600 en el año, al decir de la entidad será una pandemia de insolvencia empresarial.

Antes de la pandemia ya se discutía que aunque el crecimiento era importante comparado con la Región, no era suficiente para las necesidades del país. A ese comportamiento se venía sumando un aumento de la tasa de desempleo que al mes de marzo de ubicó en el 12.6%. Se tenía, por lo tanto, una situación de bajo crecimiento, aunque positivo, y un aumento de la tasa de desempleo que ya preocupaba al país.

Volvamos al tema del decrecimiento del PIB. El comportamiento del PIB en los últimos 15 años muestra un crecimiento promedio del 3.9%, es decir, ajustado al crecimiento anual de mediano plazo de la economía colombiana. Un -15.7% se constituye en una situación que debería preocupar tanto a las autoridades como a los agentes económicos. Desde distintas instancias, incluyendo el Ministerio de Hacienda, se han enviado mensajes de optimismo y del impacto pasajero que tendrá el fenómeno. Si bien los mensajes de aliento son importantes, es un error desestimar los efectos, y por ende implementar medidas insuficientes para abordar la crisis. Por esto se habla de crecimiento en V, a lo sumo en U, también se especula que pueda ser darse un fenómeno de W, como si atendiera un rebrote de la pandemia. Hay pesimistas que plantean un comportamiento en forma de silla, es decir, cae, se mantiene y vuelve a caer. Por fuera de las especulaciones de cómo se comportará la economía postcovid, y atendiendo las evidencias empíricas después de las crisis pronunciadas como esta, habría que esperar una recuperación muy lenta, al menos de tres a cinco años para volver a ver tasas entre el 3% y 4%, algo así como el logo de Nike.

A nivel sectorial a los únicos dos sectores que les va bien en el período trimestral 2019 II a 2020 II es al inmobiliario (2%) y al financiero (1%), los demás tienen unas tasas negativas incluso pronunciadas, como los casos de actividades artísticas (-37.1%), Comercio (-34.3%), Construcción (-31.7%), Manufactura (-25.4%), Explotación de minas y canteras (-21.5%). Sin embargo, hay que destacar algo: el sector denominado Agricultura, ganadería, caza, silvicultura y pesca, presentó un crecimiento del 0.1%, en otras palabras, el sector resiste a la crisis como lo ha hecho siempre, pero además demuestra su importancia y soporta la oferta alimentaria en tiempos de pandemia. Las economías campesinas, que son la base de este comportamiento le siguen demostrando al país su importancia para el buen funcionamiento de la vida urbana y rural, aunque el país siga a espaldas de la ruralidad y las brechas, las deudas productivas y sociales, se sigan profundizando.

En los últimos años (15) el sector, presentó un crecimiento promedio del 2.7% anual, por debajo del crecimiento promedio de la economía que, como se dijo lo hizo al 3.9%. Esto ha conducido a una pérdida en la importancia relativa estructural del sector en el conjunto de la economía.

De esta manera, los diferentes subsectores que conforman el agregado sectorial presentaron un comportamiento disímil. El primer lugar, aún a pesar de las crisis que ha debido soportar, su menor participación en las exportaciones y la pérdida de importancia en las políticas públicas, la producción de café sigue siendo el subsector de mejor desempeño histórico. En efecto, en los últimos 15 años su crecimiento promedio fue del 4.8%, obsérvese que lo hizo por encima del promedio de la economía; ahora, en el último año, el decrecimiento fue del 3.7%, el más pronunciado en el sector. Hay que esperar la cosecha que apenas comienza en medio de todas las medidas por la pandemia, y esperar que los efectos logísticos no generen inconvenientes en la recolección.

Ahora el subsector de cultivos agrícolas y ganadería, que contempla: Cultivos agrícolas transitorios; cultivos agrícolas permanentes; Propagación de plantas (actividades de viveros, excepto viveros forestales); actividades de apoyo a la agricultura y la ganadería, y posteriores a la cosecha, explotación mixta (agrícola y pecuaria) y caza ordinaria y mediante trampas y actividades de servicios conexas; presentó un decrecimiento de 0.7%, históricamente en el período analizado de los últimos 15 años, el comportamiento de este subsector presenta un promedio de crecimiento anual del 2.8%, es de anotar que el crecimiento en lo que va corrido del año es del 4.0%, aspecto que hace prever un crecimiento al final del año, aspecto absolutamente sobresaliente ante una economía en crisis.

En medio de toda esta pandemia que sin duda ha dejado en evidencia los grandes problemas estructurales de la economía colombiana, al igual que las deficiencias sociales y las vulnerabilidades alimentarias en un país que le sigue apostando a la importación de alimentos, el sector, pero en especial la producción agropecuaria y ganadera le siguen respondiendo satisfactoriamente al país. Es un sector que resiste a un modelo que no lo tiene como prioridad, aun a pesar de los discursos, las prácticas y evidencias dan muestra de la marginalidad del sector para la política pública.

Pero el resistir probablemente no será suficiente. La pandemia y el confinamiento han hecho que otros sectores como en la minería, el comercio y el turismo, que son muy importantes en la ruralidad colombiana, se mantengan a la baja y que, probablemente, van a tener el peor año de la historia reciente. Esto conducirá a la caída de los ingresos de las poblaciones rurales y con ellos a incrementar las difíciles condiciones sociales existentes en la ruralidad y más aún en la ruralidad dispersa.

La estrategia de recuperación económica del Gobierno contempla para el campo dos programas: primero, el programa de Agricultura por Contrato que irá acompañado de la provisión de bienes públicos rurales y la implementación del catastro multipropósito; el segundo se refiere a que los campesinos de los municipios PDET tendrán acceso a crédito y podrán comercializar sosteniblemente de sus productos. El primero parte del plan de desarrollo y el segundo es una urgencia para facilitar los cambios en las dinámicas productivas en los municipios PDET y garantizar su desarrollo productivo con legalidad. Estos tendrán que ser una realidad en los próximos dos años, el campo resiste pero difícilmente aguantará nuevas frustraciones.

TOMADO DE REVISTA SUR

https://www.sur.org.co/el-campo-resiste-ante-la-caida-de-la-economia/

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