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Cultura  |  09 mayo de 2020  |  12:00 AM |  Escrito por: Edición web

El Edicto y La Garza, fábula

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Mientras tanto, mi alma serena captaba esta maravillosa experiencia vital que compendiaba dos lecciones: la primera, disfrutar de la VIDA al seguir esperando con paciencia el flujo de la vida ...cual es el añorar por la florescencia a su debido tiempo y lugar; la segunda, contemplar el ciclo VITAL de la alimentación ordenada y natural de mi ave favorita Atrás quedaron seis semanas históricas.

Tras el enclaustre preventivo para defendernos de la pandemia hoy se ha permitido regresar con prudencia al aire libre de los parques estatales. Era obvio que mi espíritu extrañara el parque de mis meditaciones con su lago, sus jardines y praderas, su aire puro y la cadencia sonora de las cascadas. Por doquier deambulaban peatones de todas las edades, los más con tapabocas pero unos pocos con su imprudente cara al aire. El conocido jardín de rosas estaba cerrado con cadenas y un candado , y ..su estricto edicto proclamando en silencio.

Más allá de las mallas limitantes del jardín estaban muy quietas y esbeltas unas pocas flores, eran tulipanes. Las rosas de tanta fama sí lucieron por su ausencia. Solo las oí vociferando por la vida en sus botones. Ni siquiera son pimpollos, la fría primavera las tiene aún enclaustradas en sus tallos, se niegan a salir. Me pregunto, será que tienen miedo del Covid19?; por qué tanta prudencia para salir?; de donde a acá se han vuelto esquivas al sol?; por qué la timidez les tiene apenas programándose para desfilar a finales de Mayo?.

Algo sí saltaba a la vista, estaban presas; las puertas del jardín tenían cadenas y candados . Para mí era doloroso ver al jardín preso, era triste ver tan cerca pero a la vez tan distante la vitalidad del jardín paralizada en el tiempo y la distancia. Pero comprendí lo perentorio del mensaje : “rogamos a los inquietos y angustiosos ciudadanos a que esperen unas 3 semanas más para que puedan venir al desfile de modas que tendremos preparado las rosas , los crisantemos , los nenúfares , los claveles , los lirios , las almohadillas de alfileres , los cactus , las clavelinas , las peonías y las orquídeas”.

En mis entrañas imaginé la letra menuda del edicto que rezará así : Les sugerimos que sigan aguantando con paciencia de Job nuestro regreso , porque valdrá la pena esta espera de todo un invierno y las dos terceras partes de la primavera para que puedan disfrutar de nuestra VIDA floral tan vibrante pero tan pasajera ...que tenemos este año reservada a vuestra angustiosa y dolorida VIDA humana .

Después de haber digerido con humildad estos mensajes aceleré mi paso y me dirigí al riachuelo y al lago de mis meditaciones. Me senté en mi banca preferida y cuál sería mi suerte y felicidad cuando diez minutos más tarde, como caída de los cielos, llegó el ave de mis ensueños , la compañera del drama de la vida , la que porta ilusiones en sus azules alas: MI GARZA AZUL, My Blue Heron.

Dicho sea de paso de inmediato me enteré que era un espécimen juvenil porque venía vestida con pantalones calientes de un bello color ladrillo -que remataban en el tercio inferior de sus muslos- y lucía en su pechera un despeinado plumaje más blanco que azul. Creo que tiene unos meses más de juventud en comparación con la que siempre he admirado en el pasado. No me atreví a preguntarle su edad o su pedigrí, sería un acto de imprudencia con la dama. Bastaba para mí que era de mi especie favorita y que venía a saludarme esta tarde tan especial y en un día tan fuera de serie en nuestras vidas : día en que el Estado de New Jersey liberaba parcialmente a sus habitantes para salir al campo libre .

Pues bien, poco tardó en caminar por la cabecera de la tupia cuando decidió volar más abajo y posarse en el recodo oriental del riachuelo. Allí con el mejor estilo de Narciso jugueteó con los reflejos y de repente clavó su cabeza y cuello con la rapidez de un rayo. En fracción de segundos traía en su alongado pico un dorado pez que apenas podía abanicar su cola transparente . Con una maniobra de malabarista sin brazos ...la Garza se engulló en un instante al inocente y crudo manjar. Le vi bajar presuroso por la vertical catarata de su largo cuello. La Garza con imponente satisfacción calmó el hambre de este irreversible día .

Mientras tanto, mi alma serena captaba esta maravillosa experiencia vital que compendiaba dos lecciones: la primera, disfrutar de la VIDA al seguir esperando con paciencia el flujo de la vida ...cual es el añorar por la florescencia a su debido tiempo y lugar; la segunda, contemplar el ciclo VITAL de la alimentación ordenada y natural de mi ave favorita.

Del abuelo ensoñador hoy filosofando con las flores , las aves y los peces ... en un día liberador.

Guillermo García Castaño. MD. Somerset . Mayo 2 , 2020

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