Ese día, cuando Isabel Cristina Urrea cruzó Armenia desde el norte para llegar a su casa en la Brasilia, esperaba que el horror que había visto en el camino no hubiera tocado a su puerta. Era el lunes 25 de enero de 1999. Hacía pocos minutos un terremoto había sacudido el Eje Cafetero y ella se encontraba trabajando.

Cuando logró llegar a la Brasilia como pudo y cruzando un extenso valle de la muerte, el barrio ya no lo reconocía como el que alguna vez fue. Solo era un arrume inmenso de escombros y dentro o debajo de ellos se encontraban muchas personas, algunas muertas y otras heridas que esperaban ser rescatadas.

Lamentablemente uno de sus dos hijos, de 21 años de edad, estaba muerto. El otro, de 19 años, ya había sido rescatado de las ruinas. Cuando Isabel Cristina recuerda ese momento, 25 años después, vuelve a llorar como si acabara de suceder. Y es que no es para menos. “Un hijo es un hijo y nunca se puede olvidar”, logra decir con la voz entrecortada después de unos segundos de silencio.

Algo parecido cuenta Mónica Andrea Maya, también residente del barrio La Brasilia. En la tragedia murió su mamá y un hermanito de seis años. A ella le dieron la noticia casi un mes después y en Pereira, donde tuvo que ser hospitalizada luego de ser sacada de debajo de los escombros donde estuvo atrapada por cerca de cuatro horas.

Al comienzo no lo asimiló bien. “Quizás no lo entendía del todo”, recuerda, pero con el paso del tiempo fue dándole lugar al duelo, a esa ausencia irreparable, a ese vació tan pesado que dejan los que ya no estarán nunca y solo en los recuerdos tienen su morada.

A unos metros de Isabel Cristina y Mónica, debajo de la sombra de los árboles que la protegen del sol del mediodía, Marta Lucia Sabogal, que también vivía en la Brasilia durante el terremoto, dice que se salvó de milagro junto con sus hijos y cuñadas. Pero el dolor de haber perdido a varios amigos y familiares en otras partes de la ciudad y en el mismo barrio, no se puede olvidar nunca.  A ellos los recuerda siempre, no solo en estas fechas.

Estas tres mujeres fueron algunas de las presentes en la conmemoración del terremoto del 25 de enero de 1999. El acto en el que se puso una ofrenda floral por parte de las autoridades municipales y al que asistieron varios ciudadanos, se llevó a cabo en el barrio La Brasilia, el más afectado y donde el paso del tiempo no ha sido razón para el olvido.

Las personas que allí murieron siempre estarán en los recuerdos de quienes todavía las extrañan.