PRIMERA ENTREGA

 Por Jair Castro López

Escribir cada mes de enero, columnas de opinión relacionadas con el trágico episodio que fusionó la furia de la naturaleza con la iniquidad humana, convirtiendo la tragedia en una dantesca piñata a cuyo contenido se arrojaron enloquecidos los actores de un saqueo sistemático, diversificado en tentáculos de las diferentes instancias de poder, corregido y aumentado en la actualidad.

Hoy, con la anuencia del director de este diario, haré referencia, en sucesivas entregas, a un episodio que se ha manejado con temerosa prudencia por algunos medios de comunicación, circunstancia que, como todos los demás agobios de inmoralidad pública, tienen asolada la región, en una secuencia de nunca acabar.

No he sido cultor del narcisismo en la escritura de espacios de trascendencia conceptual, salvo en ocasiones cuando hago parte activa del desarrollo de los intringulis a denunciar, como en este caso específico , en medio de las crisis propias de mi salud en constante deterioro ; la concepción de este contenido, puede tener facetas de involuntaria omisión, pero cada afirmación transcrita, obedece a un riguroso recuento soportado en experiencias personales y familiares , todas atinentes al primer centro comercial de economía social en la región , cuando aún los hipermercados no estaban en la mente de ningún inversionista ; en la plaza de mercado de armenia, con trabajo honrado, cientos de familias  lograron, en un ambiente de total armonía, educar a sus componentes y dar perfiles de moderación progresiva a los hogares  donde llegaron venturosos elementos constitutivos de una notable mejoría en la calidad de vida.

Nosotros, desplazados por la violencia política en zona rural de Córdoba, con pocos recursos derivados de la malvendida tierra asolada por el bipartidismo sectario, agudizada desde la muerte de Gaitán. Padre y hermanos asumieron las responsabilidades de una nueva vida partiendo de la más baja escala de la pirámide social, redención solo posible, a instancias de una labor persistente y dinámica, denominadores comunes a este segmento poblacional, apertura soportada en la adquisición de la prima del local comercial La Granja, ubicado en la portada principal de la consolidada estructura. En consecuencia, procede un sucinto recuento histórico de la plaza de mercado capitalina, con perfiles diferentes, derivados de una reseña y una experiencia in situ.

En 1935, el centro de acopio operaba en la calle El Chispero, plaza Cervantes; un voraz incendio acabó con las frágiles estructuras y se convocó una licitación para el nuevo centro de comercialización; contrastados los pliegos, la adjudicación fue para el arquitecto italiano Antonio Bernardi, en asocio de Lino Jaramillo y Roberto Henao; los trabajos se iniciaron en 1936.

En un área de 28 mil metros cuadrados, se plasmó, con novedosas técnicas europeas art - deco la anhelada obra; se erigieron estructuras en cuatro manzanas con una torre vigía, la más elevada durante muchos años, pórticos abovedados de cemento reforzado y una distribución de espacios sin parangones en la comarca. Fue concluida en 1938 y desde entonces, fue ícono nacional y lugar de convergencia regional, como el polo de desarrollo más notable por décadas. Los espacios de la novedosa obra comprendieron , en la nomenclatura de la época, calles 15 a 17 y carreras 16  a 18, con locales comerciales interiores y exteriores , anexos a la edificación , explicación necesaria por cuanto frente a ésta , surgieron otros expendios y  sumaron servicios , que en poco tiempo, fueron soporte de subsistencia de más de tres mil personas, ingresos directos e indirectos y  consumidores rurales y urbanos en diferentes días de la semana.

El presente escrito, con un contenido diferencial, deja de ser columna, más una crónica, por cuanto se incluirán los establecimientos comerciales al interior y exterior de la edificación, propietarios, mención de las empresas de transporte ubicadas frente a los 4 costados de la galería, mayoristas con locales en la carrera 18, calle 16 sentido norte - sur. Ks 16 a 19. dada la convivencia y buenas prácticas de sana filosofía solidaria, se incluyen los personajes frecuentes en el lugar y las actividades que realizan.

 Una dedicatoria especial a los dos lugares de mayor trascendencia en el entorno: el restaurante el caracol y el expendio de doña Amelia. (morcilla y demás embutidos, además, referencia a la destinación de los pisos superiores del lugar, Comisaría e Inspecciones…ocupan renglones específicos, los dirigentes políticos, con negocios instalados en la plaza. Es pertinente relatar pormenores de laa población itinerante y los personajes folclóricos de colectiva identificación, algunos más reconocidos por sus apodos que por nombres propios que jamás se conocieron.

Consideraciones relacionadas con eventos de afectación especifica, con el agregado de las distinciones de la galería, por parte de los organismos encargados de la certificación de monumentos nacionales. Documentos que ignoraron olímpicamente los dinamiteros de aquel fatídico 1999, memorables instalaciones por donde discurrió nuestra adolescencia, niñez y juventud, tienen un lugar sagrado a prueba de falacias. Ningún testimonio escrito , contiene el material en comento, porque  quienes vivimos esas mágicas experiencias, unos partieron a la eternidad, otros, abandonaron los lares y la tierra solo quedó como un recuerdo de esporádicas apariciones, máxime cuando el Quindío, su capital y municipios, siguen en permanente parcelación político - administrativa en constante alza, sepultureros de los principios de pertinencia terrígena, a cuya custodia fueron inferiores; se llegó a querer tanto esa gran despensa, que estas líneas constituyen un mínimo aporte postrero para las nuevas generaciones, ignorantes de los aconteceres que marcaron un hito en la mas reconocida y emblemática construcción territorial.