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Mundo  |  23 septiembre de 2022  |  12:00 AM |  Escrito por: Administrador web

El entorno alimentario se deteriora cada vez más

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En momentos en que la seguridad alimentaria mundial vive las implicaciones de la guerra entre Rusia - Ucrania, el Índice Global Seguridad Alimentaria (GFSI, por sus siglas en inglés) de 2022 muestra que el entorno alimentario se está deteriorando, después de alcanzar su punto máximo en 2019.

En una medición entre 113 países, “el aumento de los costos de los alimentos, la inflación, la pandemia COVID 19, el debilitamiento de la libertad del comercio internacional y la incapacidad de los gobiernos para financiar las redes de seguridad alimentaria adecuadas, han hecho que sea más difícil para las personas comprar alimentos en todo el mundo”, señala el undécimo informe anual realizado por Economist Impact con el apoyo de Corteva Agriscience.

A lo anterior, se suma la volatilidad en la producción agrícola, la escasez de los recursos naturales y el aumento de la desigualdad económica, que siguen debilitando el sistema alimentario mundial, impulsado en parte por problemas estructurales y la reciente situación socioeconómica.

Dicha investigación considera 68 indicadores diferentes para calcular los puntajes por país, que se clasifican en cuatro pilares clave: asequibilidad; disponibilidad; calidad y seguridad; sostenibilidad y adaptación. La novedad de este año es la inclusión de métricas críticas que vinculan los esfuerzos agrícolas, como el acceso a insumos agrícolas y la inversión en I+D, con la seguridad alimentaria.

Al respecto, si bien a corto plazo muchos países están luchando contra el aumento de los costos de los alimentos, el pilar de asequibilidad de los alimentos cayó un 4% (de 71,9 a 69), entre 2019 y 2022.

En este sentido, uno de los llamados del índice es abordar los desafíos a corto plazo como el impacto del aumento de los precios de los alimentos y los conflictos, con innovaciones e iniciativas que contribuyan a construir resiliencia y seguridad del sistema alimentario a largo plazo.

La medición también revela cómo el gasto público en investigación y desarrollo en el sector agrícola se ha reducido cerca del 10% en los últimos 11 años.

“La seguridad alimentaria a largo plazo depende de abordar algunos de los principales desafíos que afectan hoy a los agricultores. Con los resultados de esta medición, existe una necesidad urgente de renovar nuestro compromiso colectivo con la innovación y la colaboración para combatir la inseguridad alimentaria”, dijo Tim Glenn, vicepresidente ejecutivo de la Unidad de Negocios de Semillas de Corteva Agriscience.

Es por eso que apoyar este índice, afianza el propósito de la compañía de enriquecer la vida de quienes producen “proporcionando soluciones tecnológicas innovadoras que permitan a los agricultores ser más productivos y sostenibles, con protección de cultivos y semillas que garantizan un potencial de alto rendimiento y, por lo tanto, ayudar a mejorar la seguridad alimentaria en todo el mundo”, agregó Glenn.

A nivel general, Finlandia (83,7 puntos) se ubicó en el primer lugar de la medición, seguido por Irlanda (81,7) y Noruega (80,5 puntos).

Hallazgos en América Latina

América Latina obtuvo un promedio de 63,4 puntos en seguridad alimentaria, con un aumento del 8,1 % desde 2012. Tanto la calidad como la seguridad y la asequibilidad siguen siendo sólidas en la región.

La calidad y la seguridad crecieron un 7 % impulsadas por un mejor mecanismo de inocuidad de los alimentos. Las puntuaciones bajas en materia de disponibilidad se deben a la falta de cadena de suministro, infraestructura y dependencia de la ayuda alimentaria crónica. Los puntajes bajos en sostenibilidad y adaptación son impulsados por la ausencia de medidas de alerta temprana para el sector agrícola.

Las mayores mejoras se observaron en Bolivia, Uruguay y Panamá impulsados por el compromiso político con la adaptación, estándares nutricionales e investigación agrícola y desarrollo. Los mayores deterioros se observaron en Colombia, Haití y Venezuela impulsado por el aumento de los precios de los alimentos, la dependencia de ayuda alimentaria crónica y falta de seguimiento nutricional.

 

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