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Cultura  |  29 abril de 2022  |  12:01 AM |  Escrito por: Administrador web

Gracias, John Jaramillo Ramírez

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Un texto de Manuel Gómez Sabogal, profesor universitario, periodista, escritor, gestor cultural y amigo de John Jaramillo.

Las personas buenas existen. Son maravillosas y no tienen en su diccionario las palabras odio, rencor, intolerancia. Son personas que creen en los demás y en lo que los otros hacen.

Se van, pero dejan una huella gigante en quienes las conocieron. La gente que las vio crecer, hacer, vivir, sentir, sabe que nunca han estado impregnadas de maldad, corrupción, componendas, hipocresía.

Se dejan ver en diferentes lugares en los cuales aprenden historia, literatura y mucho más y enseñan sin saberlo. Enseñan bondad, ternura, afecto, alegría, amistad.

Así era John. Se pasaba. Era maravilloso, increíble y, antes que nada, un gran hombre, una gran persona. Inigualable.

Afortunadamente, quienes lo conocimos, vimos siempre ese brillo de su amistad en todo lo que hacía. Era un historiador con mente ágil y gran memoria. Nombres, fechas, barrios, casas. Todo lo sabía. Le encantaba la cultura. Cuando en vida pudo asistir a eventos importantes, lo hacía. Cada programa cultural era devorado con gusto por John.

La historia, Armenia y la Semana Santa eran su pasión. Asistía y organizaba la procesión de la Soledad. Lo hizo durante muchos años, hasta cuando le dijeron que ya no lo tendrían en cuenta. Eso le dolió demasiado, mucho.

Porque desde muchos años atrás, era quien dirigía y tenía esa procesión como si fuera la parte central de toda la Semana Santa. Partía desde la iglesia de la Inmaculada Concepción y subía por la carrera 13 hasta el parque Sucre. Luego, tomaba la carrera 14 hasta llegar nuevamente a la parroquia. Había orden, silencio, oración, velas encendidas.

Creador, con Luis Fernando Ramírez Echeverri del desfile del yipao. Así mismo, el reinado de la chapolera.

Recuerdo su colección de pesebres de muchas partes del mundo. En diciembre, los ponía en diferentes sitios del apartamento.

Escribió “Pieza del reblujo” en el 2006.

Aprendí mucho de él. Aprendimos que en él estaban la ternura y el afecto permanentes. Irradiaba alegría. Vivía no solamente la amistad, sino que hacía que los demás entendiéramos que la amistad era algo innato en él. Y que la amistad debía impregnar cada poro de nuestras vidas.

Gracias John por permitirnos ese tiempo contigo. Gracias por todo lo que nos enseñaste. Tu recuerdo perdurará, porque nos diste un gran ejemplo de vida.

La siguiente entrevista la realizó Manuel Gómez Sabogal a John Jaramillo en el año 2014 para el programa de televisión Al calor de un café.

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