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Cultura  |  31 marzo de 2022  |  12:00 AM |  Escrito por: Administrador web

LOS TEMPLOS DE LA CIUDAD DE ARMENIA

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Josué Carrillo

Sin lugar a duda, los cuyabros, instruidos en la fe católica, fueron fieles a algunas de las enseñanzas de la iglesia y solían practicarlas en todo tiempo y lugar. De estas gentes de raza altiva y dura cerviz bien puede decirse que cuando no estaban en sus casas cumpliendo con el bíblico precepto de procrear, estaban rogando a Dios en cualquiera de los sitios destinados a la oración. Por esta razón, en el pueblo pronto se construyeron nuevas casas de Dios. Además de la iglesia de la Inmaculada Concepción, que fue la primera y más importante, se tuvieron otras de menor categoría, pero no de menor renombre, como son la de san Francisco, la del Sagrado Corazón de Jesús y la de la Virgen del Carmen.

 

IGLESIA DE LA INMACULADA CONCEPCIÓN

Desde el año 1900 se pensó construir una iglesia en la plaza Principal, en el lote que había donde está hoy la catedral y se trabajó en pro de sacar adelante ese proyecto. En el año 1919 se tenía una idea mucho más definida para construir un templo que fuera ‘morada para un Dios’. Los planos de la nave central y las laterales fueron hechos por José María Correa y él mismo dirigió los trabajos de construcción, pero la torre fue diseñada por Horacio Rodríguez, quien hizo este trabajo en Estados Unidos y lo entregó en mayo de 1918; la construcción la dirigió Habacuc Márquez. Por los comentarios de don Luis Arango Cano Cardona en su libro Recuerdos de la guaquería en el Quindío, se sabe que la iglesia de la Catedral fue famosa desde un principio. Por algo, cuando unos amigos suyos le pidieron su opinión sobre la torre del templo, él les contestó que “tal obra no podía con la fama”. De sus páginas se puede inferir que los trabajos de construcción de la Catedral se iniciaron en los últimos días de 1919 o los primeros de 1920, bajo la supervisión del padre Vicente Castaño (no confundirlo con el paraco hermano de Carlos Castaño, también paraco). A juzgar por lo que dijo don Luis, parece que la estabilidad de nuestra joya arquitectónica fue confiada a la misericordia divina; porque de otra manera este señor no hubiera advertido que “los que viven de la iglesia de Armenia deben morir aplastados por la torre de la misma”, ni en su endiablada ingeniería hubiera sostenido que “bajo todo principio científico vemos que esa torre no posee la base en relación directa con la altura, luego carece de base sólida. Medidas aproximadas de la torre: base diametral 100 metros cúbicos…”. Todas estas afirmaciones disparatadas le valieron a don Luis muchas injurias del padre Castaño y que este, cansado de insultarlo, terminara por organizar “el severo tribunal para que lo condujera a la cárcel y quemara sus libros en la plaza pública, con leña verde, para así infundir más terror”. Así, Monseñor Castaño se comportó como si hubiera sido su homónimo, el hermano de Carlos.

De todo lo que dice don Luis Arango C. acerca de la Catedral, quedan claras la fecha en que se empezó su construcción y la fama que tenía el templo, cuando apenas se estaban armando los andamios para la torre. También se da por cierto el temor de don Luis de qué si se caía la torre, como él creía que iba a suceder, perecería gran parte de sus habitantes y desaparecería medio pueblo. De ese miedo exagerado y sin fundamento se puede deducir cuál era el tamaño de Armenia y cuál su población. De su libro quedan, además, dos de las fotografías más antiguas que se conocen de la iglesia.

Terminada la construcción, la torre de la Catedral fue el edificio más alto que tuvo la ciudad durante varias décadas; se veía desde todos los confines y la sirena, instalada en la cúpula, se oía en todo Armenia, cuando sonaba para marcar las doce del día. No es caprichoso aseverar que la Catedral sea la obra más recordada y añorada por todas las generaciones que la conocieron y la más representativa de la ciudad en las décadas anteriores a los años setenta del siglo pasado. 

 

IGLESIA DE SAN FRANCISCO

Este es uno de los templos más bellos y antiguos de la ciudad, que conserva la tradición franciscana y está tan ligado al corazón de los armenios de la vieja generación, como lo fue la vieja Catedral de la Inmaculada Concepción. En un principio, la iglesia fue una pequeña capilla construida en 1929; más tarde la ocuparon los padres franciscanos e iniciaron el convento de san Francisco, el cual fue erigido canónicamente el 6 de septiembre de 1934. Estos religiosos iniciaron en el año 1937 la construcción de un templo, en el mismo sitio que ocupara la vieja capilla, y se inauguró en 1949. Después de la desaparición de su igual, el templo de la Virgen del Carmen, el de san Francisco es la obra arquitectónica religiosa más importante que tiene Armenia. Su estilo es románico con una planta en forma de cruz latina, con rasgos muy característicos de la influencia española; está construido en ladrillo, tiene una nave central y dos laterales hechas sobre arcos en que descansa la bóveda.

En el terremoto de 1999, por poco se nos viene al piso esta obra que es un patrimonio cultural de Armenia. Por fortuna, las averías sufridas, aunque serias, pudieron repararse y junto con los trabajos de reparación se le hicieron otros adicionales para hacerla sismo-resistente.  

 

EL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS (LA IGLESIA DE PIEDRA)

Ascendió a parroquia en el año 1938; inicialmente despachó en el castillo de Getsemaní, de don Domingo A. Quintero, en la carrera 19 con la calle 28, hasta cuando el párroco Pablo Mejía adquirió el lote de la carrera 21 entre calles 19 y 20. El proyecto del templo tuvo problemas, porque por el subsuelo de parte del lote pasa un túnel del ferrocarril; para poder solucionar este inconveniente hubo que desplazar un poco el templo y ahí sí se entró en la fase de diseño. Para ese entonces párroco era el presbítero Francisco Betancur, quien se apersonó del proyecto y puso todo su empeño y sus energías en sacarlo adelante. Fue así como contrató los servicios del arquitecto Albano Germanetti, un italiano radicado en Medellín, quien diseñó una iglesia con aires de estilo románico. El diseño inicial contemplaba la construcción en ladrillo, pero el padre Betancur, no se sabe si motu proprio o con la asesoría de un ingeniero, decidió cambiarlo y en lugar de utilizar ladrillo empleó piedra de río. Después de 20 años de haberse iniciado la obra, las paredes se habían levantado y estaban en su punto, lo cual permitió ponerle el techo y se habló del final de la construcción; entró en funcionamiento y se pudieron realizar allí todas las ceremonias y servicios religiosos. Sin embargo, la obra aún está inconclusa, pero no deja de ser una proeza construir un templo en cosa de dos décadas, cuando lo ordinario es que se demore siglos.

A raíz del terremoto de 1999 hubo necesidad de hacerle algunas refacciones para hacer la estructura sismo-resistente. Pero es sorprendente que una obra de esa envergadura haya soportado ese remezón, a pesar de haber sido construida, cómo se construyó, confiados más en la bondad de Dios y en su misericordia que en criterios ingenieriles, porque dadas las condiciones del suelo, la sismicidad de la región y las características de los materiales empleados en la construcción ameritaba estudios y diseños especiales.

 

IGLESIA DE LA VIRGEN DEL CARMEN

A un curita venido de las frías tierras del altiplano cundiboyacense, el padre Nicolás Gutiérrez, se le ocurrió construir un templo, en el lote donde estuvo el primer cementerio del pueblo, y dedicarlo a la Virgen del Carmen. La idea gustó y cuajó gracias al empeño del padre Samuel Botero Ángel, fraile de la comunidad franciscana, que a base de bazares, rifas, empanadas y muchas donaciones logró construir uno de los templos más bonitos y con mayor contenido simbólico de Armenia.

En el concepto y el diseño de la edificación se les dio a cada una de sus partes un significado, qué para los legos, que éramos todos, pasó inadvertido, lo cual es explicable, porque en esta tierra donde casi todos pensaban solo en café y plátano, es de esperar que nadie hubiera tenido interés en saber qué significado podían tener los elementos arquitectónicos del templo, los cuales en verdad eran bien interesantes: el estilo era barroco; las tres naves que formaban el templo representaban la Santísima Trinidad; además, las dos torres que, soberbias apuntaban al cielo, simbolizaban los brazos de Cristo extendidos sobre la comunidad, y los doce arcos de la estructura que sostenía las torres representaban los doce apóstoles. Con justa razón todo el mundo ignoraba el rico simbolismo de la querida iglesia del Carmen.

La construcción del templo se inició en el año 1946 bajo la dirección de don Domingo Chaparro y se terminó, o al menos de dejarlo en condiciones de servir para los oficios religiosos, en el año de 1954. Definitivamente, fue un tiempo récord, si se piensa que el templo no era uno cualquiera, era una joya con copiosos simbolismos.

Por el tiempo empleado en la construcción de las cuatro iglesias más viejas e importantes de la ciudad, parece que en Armenia son plusmarquistas cuando de levantar templos se refiere.

El terrible sismo del 25 de enero de 1999 no respetó simbolismos ni que ocho cuartos y tiró por el suelo la obra que fue la síntesis de duro trabajo, empanadas, bazares, rifas y donaciones. Aquí no funcionó la misericordia divina, se salvaron de esa furia destructiva el lote y la cúpula de una de las dos torres, la cual se conserva como recuerdo de la que fue una humilde morada de Dios. Quedó también el recuerdo de su silueta, que se veía desde muchos sitios de la ciudad y que engalanaba los rojos atardeceres, como son casi todos los que se admiran en este bello Quindío.

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