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Cultura  |  27 febrero de 2022  |  12:00 AM |  Escrito por: Administrador web

Impresiones de mi llegada a Café y Letras Renata

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Este texto fue escrito por John Jairo Torres G. integrante de la tertulia literaria Café y Letras Renata.

Lo primero que tengo que aclarar, es que no soy escritor, ni músico, ni poeta; pero sí estoy loco. Esa misma locura me llevó al sitio menos esperado, con personas inimaginables de las cuales ya hablaré, cuando por azares del destino me encuentro obligado a reinventarme por completo. Explicaré por qué. Soy un afortunado que a los 42 años acaba de obtener su pensión por desempeñarse durante 21 años consecutivos como funcionario público en el Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario “INPEC”, en un país que pensiona a sus trabajadores hombres a los 62 años.

Este trabajo, a pesar de ser civil, tiene gran influencia castrense por la formación que recibimos, debido a la seguridad que se maneja con personas privadas de la libertad, en un contexto general de tradición violenta, pero sobre todo por el manejo de armamento, uniforme y jerarquías.

Al pensionarme me radico en estas hermosas tierras de verdes eternos y montañas infinitas del eje cafetero colombiano con mi familia, y por esos mismos azares de que hablaba al inicio, puso Dios en mi camino un ángel que tuvo la deferencia de invitarme a conocer el colectivo literario “café&letras renata”.

Me encuentro entonces con un mundo maravilloso en el que un grupo de personas sin más afinidad que su pasión por las letras, su inquietud por el conocimiento y su alegría al compartir sabidurías, inspira hasta al más neófito, que en este caso soy yo, a compartir por medio de la escritura, sus experiencias de vida y sus pocos conocimientos.

Es por esto que comienza este parto a la literatura y esta reinvención de quien escribe. Como podrán imaginar, es toda una odisea, porque cuando uno lee un escrito no dimensiona cuánto hay detrás del mismo ni cuántas expectativas y temores se encuentran tras la persona que escribe, como es mi caso.

Sin embargo, el contacto tan esperado cada viernes con este grupo excelso de personas, inspira a investigar cada tema que proponen, con sus exposiciones libres de presiones académicas, posiciones políticas, o laborales como a las que estaba acostumbrado.

Ponencias dignas de un auditorio de intelectuales ávidos de las mismas y con la majestuosidad elocuente de sus años de experiencia en diferentes áreas del conocimiento y de la misma comunidad literaria.

“café&letras renata”, no sólo inspira a escribir y exaltar sus recorridos, sino que genera en mí, una admiración y un profundo respeto por sus integrantes, quienes con cada ponencia me dejan boquiabierto, pero sobre todo, con más dudas sobre los temas que tratan, lo cual despierta ese niño interior que tiene sed de saber más, de indagar más, de buscar más y sobre todo de escribir más.

Por esto el colectivo literario ha generado un gran y positivo impacto en mi vida, no sólo porque mis dinámicas diarias han cambiado radicalmente de lo que eran hace un par de meses, sino porque invita a plasmar con palabras sobre un lienzo en blanco, cual Picasso literario, pensamientos que hacen volar la imaginación y alimentan la memoria histórica.

El colectivo a través de sus tertulias, más que un suceso en la vida, es un reto de altura para personas como el suscrito, cuyas aspiraciones posiblemente van más allá de sus capacidades intelectuales. Ofrece la inmensa peripecia de transformar pensamientos escuetos en realidades palpables en sus libros que, por demás ya son bastantes.

Recuerdo el que hace un recorrido por la memoria de sus participantes para llevar a los lectores a revivir juegos de antaño, de ahora y de siempre, cuyo título es “Recordar es jugar”; o uno que me genera una gran admiración no solo por su escritor y su estilo, sino por el contenido de sus historias llamado, “Los cuentos de “pescao” y otras crónicas”, que narra historias de aquello con lo que conviví por tantos años y que es el mundo de las cárceles colombianas.

Comprenderán el porqué de mi afinidad con este documento que muestra las personas privadas de la libertad y alguno que otro relato de funcionarios y sus vivencias al interior del Sistema Penitenciario Colombiano

Es muy poco el tiempo que he podido compartir y muy pocas las tertulias que he podido disfrutar con este grupo de personas que incitan a la creatividad y despiertan los sentidos a la búsqueda de diferentes puntos de vista sobre un tema específico, enseñando con su capacidad de asombro, que la diversidad de pensamientos, lejos de ser una generadora de conflictos, es más bien creadora de oportunidades y crecimiento para cada uno de sus participantes.

Ahora, ad portas de celebrar los diez años de recorrido de la Asociación de amigos de la cultura “café&letras renata”, se me concede el honor de participar con este humilde texto en la construcción de su próximo libro que busca recopilar las apreciaciones de sus participantes sobre el impacto que ha generado en sus vidas.

Como ya dije, en la mía ha sido muy positivo, por lo tanto, y con la venia de los lectores, me quito el sombrero ante la iniciativa de las personas que han hecho posible ejercicios literarios como este, y agradezco de corazón a cada uno de los integrantes, pero sobre todo a Don Miguel A. Rivera, el ángel que me invitó a participar de esta inusitada pero reconfortante experiencia.

Para todos ellos y para los futuros integrantes de este colectivo literario “Dios los bendiga”.

 

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