Por: Gustavo Hernández Castaño

Cruzado por las consultas para escoger quién será el candidato presidencial de cada uno de los bloques o coaliciones que se enfrentarán en primera vuelta, se elegirá un nuevo Congreso el 13 de marzo de 2022. Nuevo congreso que, sin lugar a dudas, su composición política, variará ostensiblemente.

Las encuestas, los estudios de opinión, los debates, y las consultas, alrededor de la escogencia del candidato presidencial de los diversos bloques y coaliciones de partidos, van a marcar la hoja de ruta y el direccionamiento estratégico de las campañas, las cuales, influirán de manera directa en el voto por los candidatos al Congreso, sobre todo, del Senado de la República.

Tres bloques de tendencias, o, coaliciones de partidos, se han venido configurando: El pacto Histórico, de tendencia Izquierdista; la Coalición de la Esperanza, bloque de Centro; y en los últimos días el llamado bloque de la experiencia o equipo Colombia, con exalcaldes y exgobernadores de diversos partidos del establecimiento, de tendencia derechista.

Luego de un largo debate público e interno, la Alianza Verde, finalmente, decidió dejar en libertad a sus militantes en cuanto a escogencia de candidato presidencial y, en materia de congreso, participar en listas unificadas con la coalición de la Esperanza.

En lo estrictamente departamental, el debate se centrará no solo en los candidatos presidenciales, sino también, alrededor de las listas para Cámara de Representantes. En escena estarán las listas de los partidos del establecimiento: Liberal, Cambio Radical, La U, el Centro Democrático, El Mira, sus aliados cristianos y los conservadores; también estarán, el nuevo liberalismo, la coalición de la Esperanza y, el Pacto Histórico.

Las cinco primeras listas, las que han ostentado el poder por muchos años, en cuanto a franjas de electores, tendrán que saber cómo movilizar el voto duro, el voto firme, que los ha acompañado, por identidad ideológica o política con su partido, o por lealtad con sus líderes. También, recurrirán al voto agradecido (no firme) por el puesto, por el contrato, por la coima, por el ofrecimiento de campaña, o por ofrecimientos de futuros; tendrán que acudir al llamado voto maquinaria, que no es tan duro, ni seguro; otros acudirán a la amenaza y al miedo. De esa franja se nutrirán con votos para sus listas. Muy poco podrán acercarse al voto de opinión y un poco más a la franja de los indecisos, todo dependerá de la calidad del candidato(a), y de cómo le llegue al cerebro y al corazón de los ciudadanos.  Quién haga el mejor ejercicio, el mejor diseño de campaña, y quien se sintonice mejor con este tipo de electores, obtendrá los mejores resultados.

Las tres últimas listas: nuevo liberalismo, coalición de la Esperanza y, Pacto Histórico, que debería ser una sola (si obraran, políticamente, con inteligencia), tienen su fortaleza en varias franjas de electores; en el voto duro, el voto firme, por sus convicciones políticas por sus ideologías; en el voto de los indecisos, en el voto blanco, y en el llamado voto castigo que, en la coyuntura política actual, el espectro, es bastante amplio.

Si deciden mantener sus listas por separado sacarán una buena votación, pero no alcanzarán el umbral, y, como siempre, dejarán constancia histórica, y con su ingenuidad política favorecerán a los partidos del establecimiento.

No hay que olvidar que, en todo proceso electoral, hay una franja de electores arribista que solo acompaña con su voto al candidato que se proyecta como ganador o que posa o como tal, pues, los líderes o candidatos débiles, tienen pocos seguidores.

Finalmente, todos los partidos o coaliciones de partidos deben saber que para obtener una curul hay que superar el umbral y en las próximas elecciones de Cámara estará cercano a los 35.000 votos. Un partido, dos, y en caso extremo, tres partidos, lo lograrán, para el resto será un canto a la bandera.