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Editorial  |  10 enero de 2018  |  12:00 AM

Una oficina pública transparente

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Se acabaron las roscas de los turnos, los arreglos amañados, las revisiones al desgaire.

Pasó desapercibida para muchas personas en el Quindío la escogencia de la directora de la oficina de Registros de Instrumentos Públicos de este departamento, la abogada Luz Janeth Quintero Rojas, como la mejor del país, en la reunión anual que registradores que se hace en Bogotá con la Superintendencia de Notariado y Registro. Es una noticia muy buena, pero en Colombia las noticias buenas tienen poco eco. Es una noticia buena que nos da ejemplo de eficiencia y transparencia en el ejercicio de la función pública, tan cuestionada hoy en día por cuenta del aumento acelerado de la corrupción.

La convención de registradores de Colombia realizada en Bogotá en el mes de diciembre, a instancias de la Superintendencia de Notariado y Registro, le entregó a la abogada Quintero Rojas la Medalla Mérito a la Excelencia por parte del Superintendente de Notariado y Registro Jairo Alonso Mesa Guerra.

Lo importante de esta designación y exaltación ha sido que la escogencia de la abogada Quintero Rojas se hizo por votación de los 196 registradores de instrumentos públicos de Colombia, además de los funcionarios de la Superintendencia de Notariado y Registro en Bogotá, quienes libremente y después de escuchar los informes de los principales funcionarios de esta categoría, eligieron la registradora de Armenia como la mejor de Colombia.

La noticia que ofrecimos en EL QUINDIANO el pasado primero de diciembre da cuenta de que en la selección del mejor registrador de Colombia se evaluaron una decena de cualidades, en las que se encuentran: cuidado del medio ambiente, transparencia, honestidad, compromiso, compañerismo, atención al ciudadano, entre otros. Y hay que destacarlo, una de las principales cualidades de la registradora, que se ha extendido a todo su equipo de trabajo en Armenia, ha sido la transparencia, la honestidad y el compromiso con la atención al público.

Cuando la señora Quintero llegó al Quindío, hace unos dos años y medio, proveniente de Cúcuta, a los habituales clientes de la Oficina de Registros Públicos de Armenia se le pusieron los ‘pelos de punta’, pues empezó a ordenar el ‘despelote’ que había dejado su antecesor que, entre otras cosas, poco iba por su despacho.

Y claro, se acabaron las roscas de los turnos, los arreglos amañados, las revisiones al desgaire de los documentos que se registran allí, especialmente todos aquellos relacionados con la propiedad de inmuebles en Armenia. Se aplicó la ley a ‘rajatabla’, con la exégesis que demanda un tema tan delicado como el registro de un documento donde se define la propiedad de un bien.

Su trabajo ha sido sin dilaciones, sin interpretaciones amañadas de la norma legal relacionada con el derecho de los instrumentos públicos, haciendo una paráfrasis directa del texto, sin salirse de este. Y claro, esto incomodó, al principio, a muchas personas, especialmente a tramitadores y algunos notarios y empresarios, tanto de la construcción como del negocio inmobiliario en general. Hubo protestas, incluso memoriales contra la doctora Quintero Rojas ante la Superintendencia de Notariado, pero de nada valieron porque ella recibió el respaldo de sus superiores que, al contrario, aplaudieron su valiente decisión de darle orden, transparencia y eficiencia a su oficina en Armenia.

Hoy en día, y después de todas las protestas y los inconvenientes, esta oficina funciona como debe ser, con eficiencia, frente a la atención al público, pero con honestidad y sin el consentido tráfico de influencias que ponían adelante, en los turnos y registros, a aquellos recomendados de los políticos o los notarios.

A las oficinas de Registro de Instrumentos Públicos en el país les espera una ardua tarea, con el proceso de paz, relacionada con la titulación de tierras que estaban en manos de la guerrilla, el paramilitarismo y el narcotráfico, o que simplemente aún figuran como baldíos de la Nación. Ojalá en Colombia se tome el ejemplo de la oficina de Registros de Armenia para asumir esa colosal tarea; y ojalá en otras oficinas públicas del Quindío se tome el ejemplo de la registradora Quintero Rojas.

 

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