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Cultura  |  03 septiembre de 2021  |  12:00 AM |  Escrito por: Edición web

El bolero, patrimonio cultural cubano

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Por Francisco A. Cifuentes S.

El pasado 25 de agosto, en la Habana Cuba, fue declarado el bolero como Patrimonio Cultural de la Nación, coincidiendo el día con el natalicio del cantante Benny Moré y del músico Luis Markety; por ser un elemento vivo de la identidad cultural nacional. Como dato histórico, es importante apuntar que en 1883 el trovador Pepe Sánchez presenta por primera vez el tema Tristezas; que se considera el primer bolero cubano. En la aproximación de esta cronología, el surgimiento del tango, es contemporáneo, también como una de las músicas más importantes de América y del mundo. Para la biografía de Benny Moré recomendamos a los lectores, el gran trabajo del cubano Samir Amir; muy diferente a su homónimo, tratadista del desarrollo y las teorías sobre centro y la periferia.

Como el bolero, a uno de los países que más se extendió y terminó cultivándolo en términos propios y abundantes, es México, también el Instituto para la Preservación y el Fomento del Bolero en México, está realizando los trámites necesarios para que la UNESCO lo declare Patrimonio Cultural de la Humanidad. Con méritos propios creemos que a esta labor debe unirse Puerto Rico, que ha aportado muchísimo a esta bella música en el continente con compositores, cantores y orquestas.

La música cubana, además del componente indígena, afro y español, ha producido todo un crisol en su mejor manifestación cultural: las habaneras, el danzonete, el danzón, del cual el mejor exponente es Barbarito Díez; el guateque campesino que nos recuerda a Celina y Reutilio, y posteriormente con Reutilio Junior, y que nos puso a bailar en más de una fiesta popular en discotecas, casetas y casas de familia, mucho antes de la llamada salsa. La música de banda, en agrupaciones tan importantes como la Banda Municipal de Santa Clara y Banda Municipal de la Habana. El son cubano con la Orquesta Nacional de Cuba, el Septeto Nacional y la Orquesta Aragón, entre muchas otras. La Sonora Matancera, el llamado Decano de los Conjuntos cubanos y latinoamericanos, con su pléyade de cantores de música bailable y de boleros, entre los que debemos destacar a la inolvidable Celia Cruz, Daniel Santos y Bienvenido Granda; el mambo de Dámaso Pérez Prado; el bolero son, el bolero como tal y el filin, que es una modalidad del bolero y todo un movimiento musical, moderno, poético y muy destacado dentro de los parámetros contemporáneos.

El bolero se inscribe en una tradición musical y literaria bastante amplia, y de la cual valga mencionar en este pequeño artículo al pianista Ernesto Lecuona, el de Siboney entre muchas otras piezas, a su hermana Ernestina Lecuona, y al ilustre novelista y musicólogo Alejo Carpentier, autor de la monumental obra El Siglo de las Luces y de Concierto Barroco y el Arpa y la Lira. De él también es un tratado sobre los orígenes de la música en Cuba.

En este artículo nos referimos no solo a Cuba y al bolero cubano como tal, sino a su extensión por toda América Latina, ya que es todo un fenómeno musical y cultural que ya hace parte de la llamada educación sentimental de los latinos y de la identidad cultural latinoamericana, como la salsa. A propósito, el novelista mexicano Carlos Fuentes lo llamaba “ese corruptor de mayores”.

El bolero hace parte insigne de las músicas americanas y latinoamericanas, junto al jazz, al folk, a la balada pop, al rock en inglés y al rock en español, a la cumbia, a la plena, a la salsa, al vals ecuatoriano, a la música de arpa en el Paraguay, a la música de los llanos colombo venezolanos, a la música andina, a la samba, al bosa nova, a la nueva trova cubana y de la mano con el tango.

Todas ellas hacen parte de la llamada Identidad cultural americana y latinoamericana; que es todo un proceso social e histórico lleno de elementos muy variados pero abigarrados. Sobre esta expresión musical se ha escrito desde la historia, desde el psicoanálisis, desde la fenomenología, desde la literatura, particularmente su relación con la poesía en un tratado del poeta antioqueño Darío Jaramillo Agudelo, donde además toma el tango y la ranchera.

El bolero es desde Cuba y Latinoamérica para el mundo, como lo es la poesía modernista americana con el poeta cubano y líder de la Revolución de Independencia Cubana frente al Imperio Español, José Martí y el bardo nicaragüense Rubén Darío, con su poemario “Azul”. Son productos propios que enriquecen la cultura iberoamericana y universal, que solazan al hombre y le dan dimensión al sentimiento y al romanticismo, más allá de las fronteras, de los mares y de los pentagramas conocidos.

Es importante destacar que, así como el son no se fue de Cuba, con el triunfo del castrismo, tampoco el bolero se fugó; por el contrario, se ha nutrido y variado; pues al respecto es de reivindicar el Festival Internacional del Bolero Benny Moré, que lo ha fortalecido y ha hecho que nuevos cultores propios y extranjeros se visibilicen. Se trata pues de una trascendencia más allá de la revolución cubana, de las fronteras y del mar, para bien de la identidad latinoamericana.

El grupo y el movimiento del filin con Cesar Portillo de la Luz, Bola de Nieve y Olga Guillot, entre otros pioneros, hasta llegar a la gran Omara Portuondo e Ibraín Ferrer, integrantes del bello grupo del Buena Vista Social Club, que salieron tarde a la palestra mundial, pero que descollaron en términos sin igualables por todo el mundo, de la mano de un promotor holandés.

El bolero, hemos dicho, no es uno solo, ni solo de Cuba, por consiguiente se debe hablar de las principales vertientes del bolero, someramente como: Bolero cubano, a la cabeza con el maestro Rafael Hernández autor de un sin número de piezas, entre ellas el histórico Lágrimas Negras e integrante del Trío Matamoros; el bolero puertorriqueño, con Pedro Flórez y sus Flores Negras y un largo etcétera; bolero mejicano con el maestro Agustín Lara, Pedro Vargas, Álvaro Carrillo Y Armando Manzanero en medio de un universo de cultores clásicos; bolero ranchero de Pedro Infante y Jorge Negrete; bolero argentino – chileno, entre otros con el inigualable Leo Marine y Hugo Romani. Aquí no puede faltar el fenómeno musical de boleros convertidos en tango y viceversa.

Como una expresión moderna del género, llegaron los llamados boleros en salsa de Héctor Lavóe, Oscar de León, Ismael Miranda, Angel Canales y Andy Montañez, en medio de una larga lista de salsómanos cultores de aquellas piezas melódicas románticas. Estos le han dado brillo al bolero y lo han puesto a bailar en otra tonalidad.

Las mujeres en el bolero han tenido un papel muy destacado, por encima de su protagonismo en el tango y en la salsa. Valga citar entre otras nuevamente a Celia Cruz, La Lupe, Isolinda Carrillo, la autora de Dos Gardenias; Carmen Delia Dipini, Virginia López, Toña la Negra, cuyo nombre de pila era María del Carmen Peregrino. Consuelo Velásquez y su inolvidable creación Bésame Mucho, de la cual se dice que es la pieza con mayores versiones e interpretaciones en todo el mundo, incluso la presentada por los Beatles.

Con la actual crisis política, social y económica de Venezuela, ya nadie habla de la cultura del hermano país, y se olvida la tradición, la literatura de Rómulo Gallegos. Pero aquí queremos rescatar el bolero en Venezuela en las magníficas voces de Alfredo Sadel, quien además fuera cantante de

ópera y de música tradicional de los llanos, y Felipe Pirela, quien fuera asesinado en la flor de la juventud y en la plenitud de su arte.

Entre los investigadores y promotores más importantes del bolero y la salsa en Colombia, es necesario citar al gran “Cesar Pagano” (el sociólogo Cesar Villegas), promotor de estos géneros en su grandes negocios tradicionales como “El Goce Pagano” y “Salomé Pagano”, en Bogotá, quien ha escrito varios libros sobre salsa, entre ellos una biografía del Sonero Mayor Ismael Rivera, y quien tiene un programa por la Emisora FM de la Universidad Javeriana llamado “Conversación en Tiempo de Bolero”, haciendo precisamente alusión al maravilloso tema de Vitín Avilés. Como anécdota es bueno traer a colación que este intelectual fue profesor en la Universidad del Quindío y fue expulsado en la época de la rectoría de Ramón Buitrago Herrera, cuando un movimiento estudiantil llegó a su máxima expresión y las directivas expulsaron a profesores y estudiantes dirigentes.

También cabe destacar en esta nota la labor bolerística que se realiza en Medellín y Pereira; pero sobre todo al Concurso Nacional del Bolero que se lleva a cabo en la vecina ciudad de Caicedonia y cuyo mentor es el exprofesor de la Universidad del Quindío Mario Ramírez Monar, que además es gran cantante. Allí se congregan cantantes, grupos, conferencistas, coleccionistas y melómanos del bolero. Aquí, tiene capítulo aparte el llamado “Médico del Bolero”, el Doctor Antonio José Manrique Zuluaga, quien es actualmente el alma de tal festival, y quien ha promovido con sus contertulios el género en la UFM Stéreo de la Universidad del Quindío.

Para consultar sobre el bolero en Colombia, existe una obra fundamental, que es “La Historia de la Música Colombiana Através del Bolero”, del cartagenero Alfonso de La Espriella Cossío, además del Cancionero ya tradicional de Jaime Rico Salazar. Pero en ese universo tan amplio y tan variopinto de la música romántica, permítanme presentar los de mi gusto personalísimo: los boleros Te Busco en la voz de Matilde Díaz y la orquesta de Lucho Bermúdez, y el mismo Te Busco con la voz de Matilde Díaz y la orquesta mexicana de Rafael de Paz. El hermoso y raro tema titulado Verde Luna en la voz de la cantante antioqueña Ligia Mayo, y por último, mi trio lo completa el sublime bolero titulado Hay Amores, en la voz de Shakira, y que fuera el tema oficial para la película “El Amor en los Tiempos del Cólera”, basada en la novela homónima de nuestro nobel de literatura, Gabriel García Márquez.

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