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Cultura  |  20 agosto de 2021  |  02:22 PM |  Escrito por: Edición web

Ricardo Mejía, el otro “asesino del tango”

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Ricardo Mejía

Ayer y hoy al compás del tango

Por Darío Tobón Montoya

A raíz del triunfo local y mundial de Astor Piazzolla en los años 69 y 70 con su obra “Balada para un Loco”, se revivió la controversia que produjo su aparición musical a mediados de los años 50. Comenzó a ser llamado “el asesino del tango”, como él mismo lo reconoce en su obra autobiográfica (A manera de memorias), resultado de entrevistas concedidas al periodista Natalio Gorin. La expresión de asesino del tango hizo carrera y llegó a Colombia. Así lo siguen llamando la mayoría de los tangueros tradicionalistas.

El otro supuesto asesino, Ricardo Mejía, era ecuatoriano, pero lo creían colombiano, debido a sus éxitos como gerente estrella del almacén Sears. Desde Bogotá se trasladó a Buenos Aires, contratado por la RCA Víctor. Mejía tuvo que tomar medidas heroicas en momentos en que la fonografía porteña vivía tremenda crisis. Estas palabras fueron escritas por Hernán Restrepo Duque quien sigue informándonos: fui testigo personal de los acontecimientos. Mejía me abrió los archivos, “las cavas” de la RCA y pude traerme más de 300 o 400 matrices que programé en la serie local que fue gran éxito en nuestro país cuando dirigí la empresa. Puso a mi disposición empleados especiales (…). Mejía, experto en mercadotecnia, necesitaba otra cosa en su plaza, la puso en práctica y despertó un movimiento de características gigantes que cambio el “sonido” de la música popular de Buenos Aires (…) y creó malquerencia.

Le construyeron la leyenda maliciosa que recoge Ferrer, que se originó en el mal estado de muchas matrices afectadas por humedad y descuido. Esta leyenda de la destrucción de matrices se ha prolongado hasta nuestros días: en la maravillosa serie de internet “Pasión Argentina” de 12 capítulos, cada uno de casi 1 hora de duración, en el capítulo 10 “Muerte y resurrección del tango” se dice lo siguiente de Ricardo Mejía: el que inventó El Club del Clan fue un tal Ricardo Mejía, contratado por la RCA para traer a Argentina La Nueva Ola. Con el pretexto de “fuera lo viejo” tomó la drástica decisión de destruir todas las matrices de los archivos de la Víctor. Y se apuntó a crear un tango nuevo, direccionado a algo chabacano y paisatista, algo parecido al Club del Clan.

Por su parte el gran cantante de actualidad Ariel Ardit, dice en el tomo XX de la colección La Historia del Tango, edición del año 2011, lo siguiente sobre Mejía: hubo un gerente de RCA Víctor que se llamaba Ricardo Mejía. Cuando él llegó a Buenos Aires en 1959 como nuevo director artístico, hubo misteriosamente un incendio en los archivos de RCA en el que se perdieron matrices de Gobbi, Piazzolla, de Julio de Caro y otros grandes. Después de esa quema comenzó la promoción de rock. De esa manera surgió el club del clan, creación de Mejía.

El Club del clan, mosaico

Como muchos lectores estarán desorientados acerca de este personaje, les contaré como lo conocí: a fines de los años 70 compré la obra El Libro del Tango, editorial Galerna 1977, un escrito magistral de Horacio Ferrer. En su página 199 dice: Ricardo Mejía, es un colombiano cuarentón que la RCA ha contratado para la gerencia de la productora porteña. Él ha ordenado, en una de sus primeras medidas, la destrucción de buena parte del archivo de matrices de la empresa: en esa quema perece casi todo el tango grabado durante más de 50 años.

Inquieto con esta sorprendente noticia, yo escribí a la sección de Preguntas y Repuestas que dirigía en El Espectador Manuel Drezner. Él me respondió el 3 de abril de 1981. Se muestra sorprendido por esa información de la cual no tenía ningún conocimiento. Expresa su rechazo, como gran musicólogo que era, a una decisión absurda e increíble. Como yo mismo lo había insinuado en mi carta, de recurrir a la sabiduría tanguera de Herman Restrepo Duque, así se hizo.

Unos días después hubo la respuesta larga y contundente de
Restrepo Duque. Dice que, para colaborar en remendar una injusticia, aborda ese tema. Es lo que ya está escrito más arriba. Y esa comunicación de Hernán Restrepo trae la gran revelación que él se encontraba en Buenos Aires y fue testigo presencial de esos acontecimientos. Comprobó que no hubo ningún incendio. La presencia de Mejía en la RCA le creó animadversión de los tangueros porteños que le construyeron la leyenda maliciosa de la destrucción de matrices, que evidentemente la hubo por razones físicas de humedad y descuido por desidia de los antecesores en la dirección de la Disquera.

Finaliza Restrepo Duque: fui coprotagonista de los hechos. Me pregunto:¿ Por qué, hasta ahora, se mantiene en la Argentina la creencia de la destrucción provocada de las matrices? ¿Qué papel jugó Ricardo Mejía en el inicio de la más grave crisis que ha tenido el tango en toda su historia, de aproximadamente un cuarto de siglo de duración.

Referenciemos los hechos: Con los dos mandatos de Perón, de 1944 y 1950 al 55, el tango había iniciado su vertiginosa caída:

  1. El golpe inicial lo dio la censura rígida al “voseo” y al lunfardo impuesta entre 1943 hasta el 49 por el dictador general Pedro Pablo Ramírez.
  2. El tango, símbolo de los descamisados y las cabecitas negras, de Perón y Evita, comenzó a ser marginado por otras clases sociales como la media y la alta que favorecieron el folclore.
  3. Los numerosos clubes sociales de barrio, donde se bailaba tango, iniciaron una rápida y sostenida extinción.
  4. Los cafés con orquesta de tango de la calle Corrientes, fueron sustituidos por confiterías y pizzerías.
  5. Lo más importante: hubo un cambio generacional. Los jóvenes buscaban bailar ritmos extranjeros.
  6. Las centenares de orquestas típicas comenzaron a desaparecer.
  7. Hubo la penetración de música foránea: rock, los Beatles que colmaron las ansias juveniles.
  8. Apareció Piazzolla con su música que él no consideraba bailable.
  9. Y llega Ricardo Mejía a darle fuerzas y sentido a las inquietudes juveniles, que no eran solamente argentinas, sino de todo el mundo.

Teniendo en cuenta todo lo escrito, Ricardo Mejía sólo fue una pieza del complejo engranaje de la máquina que casi provoca la extinción del tango en los años 50 y 60.

 

Armenia, agosto 20 de 2021

 

 

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