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Cultura  |  09 agosto de 2020  |  12:00 AM |  Escrito por: Robinson Castañeda

Contingencias de las clases virtuales

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Contingencias de las clases virtuales

Un texto de Guillermo Salazar Jiménez

Por iniciativa particular ensayó diferentes maneras de ofrecer las clases, desde diez años atrás se dedicó a diseñarlas con ayuda del computador. Preparó guías y talleres; varios documentos los elaboró en word y Excel para que los estudiantes acompañaran su aprendizaje. Los documentos básicos los copió en sendas memorias, para cada estudiante, quienes los fotocopiaban según sus intereses y posibilidades económicas.

Aquel día, después de un mes de trabajo día y noche, dejó en los correos electrónicos de los estudiantes esquemas y documentos en formato PDF de las clases del mes siguiente. Al inicio de cada página escribió para motivar la reflexión de los estudiantes: “El verdadero signo de la inteligencia no es el conocimiento…es la imaginación”. Albert Eisntein.

Pensó que, con las clases virtuales obligatorias, era necesario imaginar otras maneras de diseñar las clases. Carlos reconocía su esfuerzo, sin embargo era consciente que aún no lograba desarrollar, en sus estudiantes, las habilidades para el autoaprendizaje, pocos cumplían con la responsabilidad que demanda el éxito del proceso de aprender a distancia.

Dudaba sobre el nivel de autocompromiso, la dedicación y disciplina de la mayoría de aquellos estudiantes que exigían más explicaciones en el aula. Algunos solicitaban acompañamiento y diálogos por medio del correo electrónico, pero casi nunca alcanzaban niveles de discusión y menos intercambio de conocimientos.

Con la cuarentena la situación se complicó, pensó Carlos, las clases virtuales serán obligatorias, dejarán de ser iniciativa personal. La mayoría de mis compañeros dictan teleclases, donde le hablan a una cámara, en lugar de dialogar con los estudiantes.

Por ello, el problema radica en que las medidas educativas se tomaron como solución transitoria a la crisis por el COVID-19 y no se aprovechó el momento para instruirnos sobre los modelos pedagógicos con uso de las Tics. Pocos profesores buscan información con sentido crítico para aplicarla a la solución de problemas, innovar, y utilizar los medios electrónicos como ayuda docente y no como madre del conocer.

Dedujo que el problema de enseñar por medios virtuales requiere capacitación para plantear nuevas estrategias de aprender y evaluar el conocimiento. Lo sentenció Paulo Freire: “Enseñar no es transferir conocimiento es crear la posibilidad de producirlo”.

Bajo esta premisa resulta indispensable trabajar en equipo, entendido como grupo que reflexiona e imagina el entorno propio de cada estudiante para interactuar y autosolucionar dificultades y dudas. Aquellos son el camino para integrar las disciplinas de tal manera que los problemas se resuelvan con diversas miradas y por diferentes caminos.

Valorar el trabajo en equipo implica colaboración y compromiso personal y profesional. Carlos concluyó que de esta manera los compañeros universitarios tienen la obligación de compartir capacidades y habilidades, integrar contenidos, y problemas de las diferentes disciplinas en otros que despierten interés en los estudiantes, y motiven la capacidad investigativa.

No es otra cosa que la interdisciplinariedad, ahora también obligación para cambiar el rumbo educativo, porque “De lo que se trata no es de cambiar de pastor, sino de dejar de ser ovejas”, Freire.

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