Por Juan de Jesús Herrera
Rebusqué los diarios regionales (2), ninguno trajo como noticia o al menos, una nota referente a Calarcá, en su aniversario, igualmente, repasé los escritos de los columnistas calarqueños, nada sobre el pueblo y sus 134 años.
Por mi calidad de septuagenario, no puedo salir a la calle para ver si hay alguna muestra, aviso, cualquier cosa que nos indique la existencia del pueblo y ante todo un memorando sobre su fundación hace apenas 134 años. Tampoco oímos la acostumbrada alborada, mejor dicho nada de nada, NN.
Hace varios días les envié una nota copiada del original salido en la primera edición del Anuario Robledista de 1952, "Semblanza del Cacique", donde Efrén Aguirre, profesor del colegio, nos cuenta sobre el valor y esfuerzo de aquel líder de nuestro país de quien se tomó el nombre para nuestra ciudad. Algunas veces he indagado sobre quien propuso ese nombre en aquellas reuniones preliminares a la fundación, es decir, la semana pasada de entonces; no encontramos ninguna versión, imposible que apareciera de buenas a primeras y, además acogido por quienes estaban en este ajetreo: Segundo Henao, Francisco Ospina, Aniceto Arango, Pedro María Osorio, Baltasar González, Jesús María Buitrago, Pedro Flórez, Juan de Jesús Herrera y Manuel Ocampo, de la mano y empuje de los listados, se levantó contra viento y marea y sobre todo contra Burila, empresa de terratenientes dueña de inmensos territorios repartidos entre amigos y políticos de Bogotá.
Mi idea del asunto es, y lo digo hasta cuando se pruebe lo contrario, que el cacique Calarcá, no estuvo por éstos lados, su zona de trabajo fue el río Magdalena, tierra caliente, por lo tanto, no tenía nada que venir a hacer al Quindío, menos aún, atravesar la gran cordillera con una pamanilla, cosa imposible.
Para no dejar la cuestión así, en el colegio Robledo me enseñaron que el soneto es la mejor idea poética porque en 14 versos se cuenta una historia, mejor dicho, una novela en 14 medio renglones. Para no dejar pasar el día sin recordar nuestro pueblo y nuestro cacique, les mando un archivo donde pueden ver en sonetos lo que pienso y, cuando tengo tiempo (siempre) escribo. Saludos.
NACIMIENTO
Una noche de verano entre cuentos de misterio
con ruido de chicharras, acecho de felinos
un puñado de hacheros, un líder legendario
de ruda contextura, de verbo peregrino
Sobre el grueso cedro moreno de una mesa
dibujaron su rústica idea de poblado
iglesia, campanario, escuela, calle real
querían realizar un sueño por años esperado
Asumieron tareas, tributos, encomiendas
por tríada su fe, un Dios, una palabra
el consenso escuchó entre tragos la leyenda
De un osado guerrero, rey de los Pijaos
y en el gigante Samán que amarraba la mulada
se escribió a machete por nombre Calarcá.
CALARCA
Rojas filas de cafeto cosechero
cosida al verdor cordillerano
perciben lejano eco de bravura
cantado a dúo por dorados ríos
Tu altiva y celosa geografía
retó migrantes y viajeros
de recia estirpe montañera
mano ansiosa de blasones
Hacha, ruana, rosario y fe
a lomo de mula sudorosa
hollaron la selva milenaria
Para entregarte aromas de café
en alada canción de mariposas
a ti cuna amada culta y generosa.
Calarcá
Poema que susurra entre dos ríos
candorosa canción de cafetales
mientras subes al cielo enamorado
por un suave verdor de cordillera
Tu peñasco tutelar guarda secretos
de míticas batallas por el suelo
dónde descansa la memoria núbil
de una bella nativa y un guerrero
A tu paisaje sin par llegó el abuelo
con esperanza y amor en su mochila
para cuidar tus edénicas quebradas
Sembrar con su mano labrantía
fantástica magia de heliconias
entre purpurinas perlas de cafeto.
CALARCÁ
El gran río de bogas naturales
asciende y baja por brújulas solares
cultivan paz, reman concordia y alegría
en piraguas haladas por cetrinos brazos.
Cien antiguos jefes de regios tocados
en ricas aldeas adoran sus dioses
comparten sin celo papas, plátano, pesca
truecan sin descanso en vastos mercados
Ninguno vislumbra del norte amenaza
en hordas fatídicas de tétricas naos
aluvión de odios inicua matanza.
Mil cañones truenan con ronca algarabía
el nativo muere, arden los bohíos
Calarcá levanta su maza bravía.
CALARCÁ
Desde Ambalema hasta el Huila sur
un pie custodia ríos y llanuras
nunca descansa su mente primitiva
lanzas, plumas, pieles, hacen su armadura
Cuando llega el invasor enfrenta
sin esconder ni doblegar su brazo
altivo, valeroso, no hinca su rodilla
cree en su Dios y en sus ojos brilla.
Estrella andina de ansia libertaria
su maza destruye cascos castellanos
su lanza atraviesa cotas asturianas.
Nadie pudo someter su corazón
Calarcá es escudo de patria avasallada
que sólo arrasó la hipócrita traición…
JUAN DE J. HERRERA GONZÁLEZ
PD. como no son obras de arte ni para concurso, admito toda clase de críticas, improperios y respuestas.
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