• JUEVES,  28 MARZO DE 2024

Cultura  |  05 agosto de 2019  |  12:44 AM |  Escrito por: Robinson Castañeda.

Crónica: Profesor y campeón de artes marciales

0 Comentarios

Imagen noticia

Escrita por Gilberto Zuleta Bedoya. Integrante de Tertulia Café & letras Renata.

Salvador Palacio Arango nació en Bello Antioquía; lleva treinta y dos años radicado en el departamento del Quindío. Licenciado en educación física, recreación y deporte. Cinturón Negro séptimo Dan, y sexto en Tae kwondo, arte marcial japones, que significa hombre de gran valor y dignidad.

Docente de la Universidad del Quindío, lleva laborando veinte años. Hasta el año pasado fue entrenador de TAEKWONDO. (El camino del puño y la patada, golpes con mano abierta)

En la actualidad, dicta una materia en el programa de educación física, llamado Didáctica de los deportes orientales.

“A los diez años empecé las prácticas de Artes Marciales, en un parque muy grande del norte de Medellín, donde la gente iba a realizar actividades deportivas. Observamos un grupo de personas vestidas de blanco; con otros compañeros, mirábamos y reíamos; y el profesor en vez de enojarse, nos invitó a entrenar.

Recuerdo que el veinticinco de noviembre de 1.970, mientras aprendía judo y karate, llegó de la liga antioqueña TAEKWONDO(tecondo), el profesor Federico Vargas Gil, que además era artista plástico y tenía como anécdota que, en algún momento, fue profesor en las técnicas que manejó Débora Arango, la conocida pintora que aparecía en los billetes de dos mil pesos.

Él profesor de TaeKwondo (tecondo), me llevó a la liga y me incluyó en el proceso, y en dos años empecé hacer parte de la selección Antioquía Junior.

Con el tiempo, conocía otros profesores: Gustavo Robledo, Omar Duque, y luego al gran maestro coreano Young Kok Kim. Desde 1976 hasta 1980 hice parte de grandes procesos en Antioquía, conocí el sistema del Hapkido, y tuve la oportunidad de entrenar mucho.

En 1986 me gradué de CINTURON NEGRO, y para 1987 estaba en Armenia, tratando de empezar una nueva etapa de mi vida.

El primero de noviembre de 1.987, abrió las puertas la “Escuela de Artes marciales Joong Do Kwan”, que en la actualidad funciona como club deportivo TaeKwondo Joong Do Kwan.

Cuando estuve en Medellín fui varias veces campeón nacional y regional. Estando en el Quindío, empecé hacer salidas internacionales; ocho años consecutivos yendo al Ecuador, donde obtuve cinco medallas de oro, dos de plata y algunas de bronce. Cómo andaba con el equipo de mi club, fuimos campeones por equipos.

Luego viajé a Venezuela, donde gané medallas de oro, y para el año 2005, ya era presidente de la Federación colombiana de HAPKIDO, arte marcial coreano, enfocado a la defensa personal, y que significa la unión del espíritu con el universo.

Con apoyo de Coldeportes Nacional, se hizo la primera salida oficial como federación, con la selección Colombia, a Buenos Aires, Argentina, donde competimos en el campeonato mundial de “Artes marciales”; yo obtuve dos medallas de bronce en la modalidad de combate.

Cuando regresamos de Argentina, la gobernación nos hizo un reconocimiento. Una de las Empresa de Armenia dio dinero y medalla al mérito deportivo. Por parte del gobierno nacional, no hubo ningún homenaje.

Luego, a nivel nacional, competimos en diferentes ciudades. En 2012 tuve la oportunidad de ir a Michigan, EE.UU, a competir en el campeonato mundial de “HAPKIDO”, de la federación internacional, y quedé campeón mundial en manejo de armas. En 2013 viajé a Corea del Sur, a la ciudad de Chunchfon, haciendo parte de la selección Colombia, quedando subcampeón mundial en Hapkido; me encontré con el maestro Ung Seob Shim, presidente de la sociedad internacional de Artes marciales Koreanas Ikuas. Ocho días después participé en el mundial de la federación, en las ciudades de Seongnam y en Yongin, quedando campeón en un evento conocido como Moo Moo Kwan.

Al regreso de Corea, viajé a Cali para hacer parte del equipo que participó en los world games, juegos mundiales. Quedamos campeones, yo hice parte como entrenador. Por esa época, la Federación Nacional, no tenía premios para los integrantes de esta actividad. Solamente cuando se trataba dentro del ciclo olímpico.

En estos momentos estoy retirado de la parte competitiva; sigo el proceso como entrenador con el equipo que va a representar al departamento del Quindío en los juegos Nacionales de Cartagena, en noviembre del 2019.

Hay un grupo de 17 clasificados, 16 en la modalidad de combate, ocho hombres y ocho mujeres y una chica en defensa personal.

Los muchachos que ganen medallas de oro en los juegos Nacionales recibirán ayuda por parte del gobierno: exoneración para estudios o becas. Para quien gane medalla de oro, habrá premio de ocho millones de pesos, y de ahí para abajo no conozco la tabla.

Me siento satisfecho entrenando a estos muchachos, que son las nuevas generaciones y quieren lograr su sueño.

Trabajo con Indeportes, que me contrata con buen sueldo. En la Universidad del Quindío doy una materia relacionada con las Artes marciales, una didáctica de deporte de combate que es mi profesión alterna, y que he practicado toda la vida.

Soy el máximo director y fundador de la liga Hapkido del Quindío, desde 1992, un término coreano que hace referencia a un arte marcial que permite mantenerse en forma; se adquieren muchos reflejos; niños y adolescentes adquieren un hábito saludable.

Tengo un título de “GRAN MAESTRO”, poseo el séptimo Dan; de ahí para bajo hay alumnos en el sexto, quinto y cuarto Dan, y profesores que son del tercer Dan. Noveno Dan es la calificación más alta.

El sitio de entrenamiento es en los bajos del coliseo del Café, un salón que entregó el Imdera al municipio, hace veinte años. Es amplio con el tiempo ha sido dotado de más elementos y buenas colchonetas.

Nos reunimos en promedio, 30 a 40 personas para entrenar; unos van un día y los demás buscan su horario, algunos son docentes, otros abogados, médicos y estudiantes. Muchos de ellos se han pagado su carrera con exoneraciones de la universidad del Quindío, por estar integrando el equipo de Hapkido, que es de patadas y puño, y es un deporte olímpico. Los estudiantes escogen lo que más llama su atención, defensa personal y manejo de armas.

Es muy completo, tiene varias técnicas: patadas, puños, lanzamiento, caídas. Cada arte marcial se diferencia de otra, de acuerdo a su disciplina.

Estamos concentrados en el asunto de los juegos nacionales, que es un paso grande para cosas mejores.

Me siento muy bien en Armenia, he logrado muchos sueños, nadie me quita lo bailao. Participar, ganar, representar a mi departamento. Soñaba ir a un mundial y fui a tres, soñaba visitar la cuna del partido Hapkido en Corea del Sur, y lo hice. Pienso volver el año entrante, según los resultados que se den en los juegos nacionales, y con un poco más de apoyo.

El reconocimiento que me da la familia y amigos es, suficiente para continuar adelante.

Agradecido con esta ciudad y las personas que me han apoyado, les debo mis logros: una hija profesional, abogada con especialización en derecho administrativo y radicada en Medellín. El hijo menor, que empezó a estudiar Ingeniería Electrónica en la Universidad del Quindío.

Me siento tranquilo y agradezco a Dios por haber permitido ese cambio de Medellín al Quindío. Dentro de muy poco iré a Bogotá, a dictar un seminario en la liga distrital del partido Hapkido.

He dictado varios seminarios en Purificación, Tolima. Fui ponente de un congreso que hizo la Universidad del Quindío, recién llegado de Corea, para hablar de la experiencia obtenida allí.”

PUBLICIDAD

Comenta esta noticia

©2024 elquindiano.com todos los derechos reservados
Diseño y Desarrollo: logo Rhiss.net