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Medio Ambiente  |  06 abril de 2019  |  12:00 AM |  Escrito por: Edición web

Empaques plásticos para alimentos perecederos, una polémica ambiental

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Mandarinas, cebollas, aguacates, entre otros alimentos, se han convertido en protagonistas de una fuerte polémica en redes sociales, hasta el punto de que el hashtag #MandanCáscaraPonerPlástico llegó a ser tendencia nacional.

La discusión tiene divido al público en dos bandos. El primero asegura que si los alimentos tienen cáscara es un total despropósito venderlos empacados en plástico, que además, incrementa los índices de contaminación. El segundo, argumenta que es absolutamente inteligente usar el empaque plástico, porque al hacerlo se conservan las propiedades nutricionales de los alimentos, se alarga la vida útil de los mismos y se garantiza el correcto manejo de las cáscaras como residuo vegetal.

Investigadores del programa de Ingeniería de Alimentos de la Universidad de La Salle han realizado diferentes estudios sobre las alternativas que se generan desde la ciencia y la tecnología para conservar la vida útil de los alimentos y mitigar pérdidas tanto para los productores como para los consumidores.

La cáscara no siempre es suficiente

Aunque la naturaleza es perfecta y los alimentos vienen en su empaque natural, técnicas como el empacado al vacío y la atmósfera modificada ayudan a conservarlos aún mejor que su propia cáscara, ya que inhiben el crecimiento y desarrollo de bacterias, hongos y otros agentes externos. Así mismo, evitan la contaminación por manipulación y transporte, haciéndolos más higiénicos.

“Consideramos que el tema amerita atención porque está lleno de mitos. Lo primero es señalar que para los productos que siguen respirando después de ser cosechados y que limitan su vida útil por las condiciones externas, los empaques en plástico pueden representar la diferencia entre comerlos o tener que tirarlos. Aunque sabemos que el plástico es uno de los mayores problemas para el medio ambiente porque tarda hasta 150 años en descomponerse, es el material más idóneo para las técnicas de conservación de alimentos, pues es versátil, liviano, transparente y se adapta a la forma del producto”, explica Ismael Povea, docente investigador de La Salle.

Una solución integral

Si bien es cierto, la poca biodegradación del plástico es un problema, científicos, académicos, productores, entre otros, trabajan cada día por encontrar una solución integral que permita reducir las pérdidas y desperdicios de alimentos y que tenga un menor impacto en el medio ambiente.

A simple vista, comprar los alimentos empacados es producto del afán constante que lleva a las personas a buscar formas de ahorrar tiempo. Otros más radicales dicen que es asunto de pereza e ineptitud. Para el experto, el tema va mucho más allá porque la premisa debe ser la calidad de los alimentos debido a que son base de la nutrición humana, que controla desde el crecimiento hasta la capacidad de concentración.

Las técnicas de conservación de alimentos no deben estigmatizarse porque el verdadero beneficio está relacionado con la frescura de los alimentos para garantizar su valor nutricional y con la economía real que representa. Por ejemplo, ver realmente lo que se está comprando y no llevarse la sorpresa de que el alimento está dañado por dentro, el ahorro de tiempo, dinero y energía por cuenta de menor número de desplazamientos a la plaza o supermercado, asuntos que también benefician al medio ambiente”, añade Povea.

Hacer una mejor disposición de residuos es vital para el medio ambiente

Mucho se habla de la importancia de reciclar y de hacer una correcta clasificación y disposición de elementos como papel, cartón, vidrio, etc, con el propósito de que estos se puedan transformar en nuevos materiales. Sin embargo, poco se habla de lo vital que es para el medio ambiente hacer un correcto manejo del material orgánico.

De las 10 millones de toneladas diarias de basura que se generan en Colombia, solo se recicla el 17% y aunque en muchos hogares el material orgánico se aprovecha como compostaje, en la mayoría de los casos este material se desecha de manera inadecuada, generando gases contaminantes y agravando más la situación ambiental.

Las empresas que prestan servicios de empacado al vacío, atmósfera modificada y demás técnicas de conservación de alimentos están capacitadas para hacer el mejor aprovechamiento de este material.

“Absolutamente todos los procesos, incluso la agricultura, tienen una huella ecológica y el desarrollo de la tecnología asociada a los alimentos nos ha permitido avances como aprovechar una botella de leche que antes sólo duraba un día (bajo refrigeración) y ahora tenemos envases tetrapak en el que puede durar hasta seis meses (sin refrigerar)” puntualiza el profesor Povea.

 

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